Probablemente es una de las frases más usadas en tuits, medios y debates cuando se habla de datos personales, de privacidad, de redes sociales y servicios online. Este argumento, además de dar un titular muy resultón para columnas dominicales, es bastante cuestionable.
Por un lado, el modelo gratis-con-publicidad lleva muchos años funcionando (pensemos en la radio o la TV) y eso no significa que los usuarios sean tratados como producto o sus datos vendidos. Por el otro, creer que porque pagas por algún servicio la empresa no te utiliza como producto o no explotará los datos que tiene de ti es como mínimo, ingenuo.
Evil Google ha encajado perfecto en el personaje que parece validar este argumento, pero desde que existe la publicidad, las audiencias, su relevancia, su atención, su tiempo y sus datos, son algo por lo que se paga, aunque el público ya sea suscriptor.
La frase viene de los años 70, bastante antes de internet. Fue pronunciada en un corto sobre la TV llamado “Television delivers people”, en 1973, y se reprodujo en una entrevista de Richard Serra que hablaba de ese show. Pero se popularizó a través de un comentario de Andrew Lewis en unos foros de Metafilter.
Aparentemente también el argumento de “El producto eres tú” fue usado por Ronald Reagan en un discurso en 1986, en el que hablaba de la guerra contra las drogas.
Defender la privacidad en lo relativo a los datos que utilizan las empresas con las que tenemos que relacionarnos es fundamental y por eso necesitamos utilizar argumentos más informados si queremos defender nuestros derechos.
Estoy muy de acuerdo con lo expuesto en el artículo. Me encantaría que desarrolles en alguna nota futura el concepto de ‘evil gooogle’
Gracias! Nat
Tu ejemplo de la televisión confirma la idea, lo importante es venderte jabón, o amuletos, y para ello te ponen basura como novelas turcas, religión, o noticias ‘emocionales’, que no tiene como objetivo darte información útil, o que te empoderen; el departamento de ventas de televisa trata de convencer a los anunciantes, que le pagan, no al público y sus intereses.
Al utilizar tarjetas de débito y/o crédito, transferimos mucho más sobre nosotros que en las redes.