Hasta hace unos años no se me hubiera ocurrido pensar que era feminista. Parecía una batalla ajena ganada en los 70, hasta que en algún momento te empiezan a poner en mesas redondas de “mujeres en internet”, o te preguntan cómo es trabajar en un ámbito donde el ratio de varones es alto. Cuando quieres pensar que no te afecta, cuando vienes con tu optimismo tecnológico a analizar esto, te das cuenta que la igualdad no existe, que el machismo afecta a los hombres también, que falta mucho por hacer. Internet al final es un espejo de esta sociedad, y si no somos conscientes de las injusticias podemos reproducirlas. Creo que es necesario decir que eres feminista aunque no sea cool o no tengas tantos retuits.
Como dice Yolanda Domínguez hoy en el Huff, que sepáis todos los que os declaráis no feministas que estáis haciendo alarde de vuestra ignorancia en público (de eso y de ser malas personas). Porque el feminismo quiere la igualdad de ambos sexos, y soy feminista porque quiero que seamos iguales y tengamos las mismas oportunidades reales.
Hoy en Diario Turing publicamos sobre la brecha digital un artículo que habla de la desigualdad en el acceso a internet en el mundo, pero también habla de “las brechas dentro de la brecha”, de las desigualdades que hay dentro de ese acceso: un 25% menos de mujeres que de hombres tiene acceso a internet, y ese número se eleva a un 45% en regiones como el África subsahariana. Escribí este artículo para nuestro monográfico sobre la desigualdad en el mundo, cuando me preguntaba si estamos realmente usando internet para construir algo mejor, para ayudar a las minorías a que puedan progresar. También en internet hay desigualdad, también en las startups adoradoras de la cultura de Silicon Valley hay quienes hablan de oportunidades pero no dejan tomar decisiones a las mujeres que trabajan allí. Sólo basta echar un vistazo al porcentaje de directivos de uno y otro sexo, sólo basta pasearse por algún evento tecnológico y ver quiénes están en los stands mostrando productos y quiénes dando las conferencias.
Ayer me preguntaron por algunas mujeres que quisieran dar su testimonio para un reportaje por el día de la mujer. Pensé en mujeres incansables, maravillosas, sensibles y fuertes a la vez, luchadoras, pensé en mi madre, en amigas, en muchas mujeres que leo. A muchas de ellas no pude recomendarlas porque trabajan conmigo, y me sentí afortunada por eso. Feliz día, mujeres.
Ilustración: Etam Cru
2 respuestas a «Cuando ser feminista no es cool»