Parece que la estrategia del miedo no sólo funciona para obtener más presupuesto militar:
La industria ha encontrado en el miedo un nuevo sistema que multiplica consumidores de forma eficaz. Una vez que las redes P2P han criado melómanos acostumbrados a una dieta cultural imposible para la mayoría de bolsillos, la industria te advierte que esa música ha de ser adquirida en plataformas de pago a no ser que quieras terminar en prisión. Por un lado, el propio desarrollo cultural de los usuarios de P2P les exige la enorme cantidad de música a la que éstas les han acostumbrado, mientras que, por el otro, la industria redirige esa compulsión hacia las plataformas de pago bajo la amenaza de cárcel.
En la primera mitad de este año el número de descargas de pago se triplicó. Entre los factores que explican el aumento se encuentra, según Infobae, «las campañas publicitarias por parte de la industria para perseguir a quienes intentan descargar canciones ilegalmente». Según el mismo periódico «IFPI, que inició cientos de demandas en el mundo acusando a la gente de descargar canciones protegidas (…), dijo que el mercado legítimo está tratando de responder a esa creciente demanda».
El éxito en la recuperación de clientes con la receta del miedo es difundido como una gran noticia para la industria discográfica. Los medios de comunicación incentivan a las demandas en aquellos países en los que todavía no se han decidido a interponerlas exaltando la eficacia sanadora del jarabe de palo. El periódico Clarín asegura que «finalmente, las estrategias de las discográficas para acabar con la piratería de música por Internet, parece que empiezan a rendirle frutos». Por su parte, el presidente de IFPI celebra que vuelvan sus clientes «ya sea por miedo a que sean atrapados violando las leyes» o por el temor «de que se puede dañar la computadora personal».