Ayer ví Untraceable, una película que podría pasar por ser una más donde hay un asesino serial y el policía de turno explora los límites de sus nervios por atraparlo. Pero ésta plantea de una forma muy interesante el tema del morbo en internet y la paradoja de odiar algo pero no poder dejar de verlo.
El asesino tiene una página web llamada killwithme.com en la que pone un streaming en directo de sus víctimas sometidas a alguna tortura y un visor del número de personas que la están mirando. El hecho inevitable de la trama es que siempre el número aumenta, con unas velocidades crecientes, con la consiguiente aceleración de la muerte de la víctima. En algún momento la agente de policía dice que esta conducta está causada por la curiosidad: eso que en España se llama morbo aparece como un elemento fortuito, fatal, inevitable, con el que el asesino juega.
La película no adjetiva, pero muestra comportamientos inquietantes. El escenario es internet, pero el fondo no es diferente a aquél en el que la gente que se reunía en las hogueras de la inquisición a quemar «infieles» o los que acuden a ver cómo matan a un condenado inyectándole potasio. La evolución humana puesta en entredicho, un enfoque que se ha repetido muchas veces. Pero pensándolo de otra manera, esa curiosidad que nos genera la muerte, ¿no es justamente lo que nos hace tan humanos?
Si en este punto del post alguno no abrió la página web de killwithme.com que deje su nombre en los comentarios. Un antropólogo social por aquí por favor.