En estos tiempos tan dados a la acción y al producir, leo algo muy acertado sobre el desarrollo internacional. He vivido la misma sensación que se describe aquí, la dificultad de responder cuando alguien en una sociedad desarrollada te pregunta qué se puede hacer por tu país.
A Itzapapalotl le ha pasado eso, cita las palabras de Joe Bageant, y reproduce un extracto que traduzco a continuación:
Aun la mayor parte de nuestro pensamiento bien intencionado y el estudio de las penurias de África y América Latina, las ciudades del interior de Norte América o los Apalaches, adolece de arrogancia, porque son necesariamente los productos occidentales del pensamiento de pertenencia y monetarización occidental lo que causa el problema. Por eso estudiamos a nuestras víctimas con piedad. Y supuestamente se enseñan soluciones a los problemas que seguimos causando para ellos. Personas del mundo occidental que estudian los efectos terribles de la globalización, de la violación en África, o la pobreza en el mundo lo están haciendo bajo el supuesto de que tales cosas pueden ser tratadas a través de algunas técnicas sociales, mediante el análisis, la razón objetiva y la ciencia racional y libre de valores. O por una red de organismos oficialmente aprobados.
Durante años he querido ver lo contrario llevarse a cabo. Ver americanos bien alimentados y educados aprender de los pobres de la tierra. Hacer lo que aconseja Gandhi, deja que los pobres sean los maestros. Ir sin nada entre ellos, un conjunto de ropa y sin dinero, mantener la boca cerrada, y hacerlo lo mejor posible para no influir en lo más mínimo (lo cual es imposible, lo sé. Pero usted puede venir, como dicen, «lo suficientemente cerca de la labor del gobierno»).
Dejemos, entonces, que el mundo suceda, como lo hacen en las llamadas «sociedades pasivas», en lugar de intentar de suceder nosotros en él como en la típica moda occidental. No tratemos de «mejorar» las cosas. Quizás practicando agricultura milpa con los mayas en la frontera con Guatemala, viendo crecer el maíz durante tres meses. Pescando en una piragua solitaria, de sol a sol, en los arrecifes moribundos del Caribe, con sólo uno o dos comidas de pescado como recompensa. Hacer cosas como éstas durante un mes o dos.
En primer lugar usted experimentará el aburrimiento, luego viene una violencia interna psíquica y la ira, al igual que la experiencia del zazen, o meditación sentado, mientras las capas de su condicionamiento mental se van desprendiendo. No renuncie, manténgala, hágala durar, hasta el final. Y cuando regrese encontrará que experimentar profundamente una realidad no condicionada cambia las cosas para siempre. Lo que haya experimentado animará cualquier vida intelectual que pueda haber desarrollado. O negar una gran parte de ella.
Pero en serio, la gente inteligente que experimenta una realidad no manufacturada normalmente da sentido y visión a su obra. Usted tendrá la experiencia de las verdades eternas del mundo y la humanidad en el nivel cero. Y se dará cuenta de que las sanas estructuras sociales que nuestras bien intencionadas mentes occidentales buscan, ya están, son inherentes a la psique de la humanidad, pero están aprisionadas. Y la sorpresa será darse cuenta de que usted y yo sin saberlo somos los captores.
La foto de este post fue tomada en Buenos Aires, Capital. Son personas que viven en la calle, durmiendo en una plaza céntrica, muy cerca de la Casa de Gobierno y Puerto Madero.