Mashable, tecnología y desarrollo

Adam Hirsch, Mashable

Mashable, junto con la Fundación Naciones Unidas y 92Y están organizando este año el primer Digital Media Lounge de la semana de Naciones Unidas: un espacio donde periodistas, bloggers, representantes de ONGs hemos trabajado juntos para llevar la información de lo que se dijera durante esta semana hacia fuera de las paredes de las salas y convenciones.

Preguntaron a Adam Hirsch de Mashable cómo continuarán con la cobertura después del Digital Media Lounge desde esta web, tan centrada en lo tecnológico, y dijo que en estos momentos hay 5 personas en el equipo editorial dedicadas a buscar información sobre temas sociales y de desarrollo. «La idea es no sólo hablar de tecnología y redes sociales sino de ver cómo las personas se están conectando«, dijo. Se mostró encantado de poder hacer llegar estos temas a otras audiencias y que la gente se vea interesada en ellos.

Al final es algo de lo que hablo bastante en este blog, cómo los avances tecnológicos permiten cambios desde algo pequeño, sobre todo en los países que más lo necesitan, y cómo la tecnología está ahí para que la usemos pero está en nosotros apropiarnos de ella, poder darle un uso liberador que ayude a las personas.

Hoy tuitée algo que dijo Matthew Bishop, de The Economist, en la mesa con Adam Hirsch: «Creo que las redes sociales son el factor que cambia las reglas de juego para los pobres, para tener una voz» y alguien acotaba: «Siempre y cuando el pobre tenga ordenador, internet y luz eléctrica para utilizarlas no?» Pero pensar así es creer que los usos de las redes sociales son los mismos que los nuestros: con PC, con ADSL fijo pagado desde casa.

En muchos países de África el uso de móviles está muy extendido y cada vez más personas están en redes sociales por ser una forma rápida y barata de enviar mensajes. En Latinoamérica se utiliza mucho el móvil, cada vez más para conectarse a Internet, y quienes no tienen internet en sus hogares pagan en locutorios por horas para conectarse con sus amigos y jugar, socializar o compartir información. El mundo es mucho más grande de lo que puede parecernos, y las posiblidades tecnológicas se multiplican. Está en nosotros encontrar esos usos e intentar ver cómo podemos cambiar realidades para ayudar a las personas, porque al final no es la tecnología en sí lo importante sino lo que ella puede hacer por nosotros.

Matthew Bishop (The Economist): «La agenda es la correcta y estamos todos en la misma dirección»

Matthew Bishop, Adam Hirsch en el DML

Matthew Bishop (@mattbish) de The Economist estuvo hoy en el Digital Media Lounge de la UN Week hablando sobre lo que ha sucedido esta semana de discusiones sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio, junto con Adam Hirsch de Mashable.

La impresión de Bishop fue muy positiva, dijo que ahora «se siente que esto es posible, que la agenda es la agenda correcta y que todos estamos apuntando en la misma dirección». La pregunta ahora, según él, es si esta estrategia y este plan será ejecutado.

También dijo que esto nos había servido para mostrar que realmente la ayuda para el desarrollo es mucho menor de lo que parece. Se habla mucho de ella pero luego los números y las proporciones efectivas son bastante pequeños, y por eso es necesario enfocarse en resultados -coincidiendo con lo que plantea la nueva política de desarrollo que presentó Obama el miércoles.

Bishop dijo que Noruega es el modelo a seguir como país, un donante que cumple con lo que ha prometido. Noruega, junto con los Países Bajos, Dinamarca, Suecia y Luxemburgo son países que ya están destinando el 0,7% de su presupuesto o más en ayuda al desarrollo. Agregó que es muy importante que la ciudadanía sea consciente de estos temas; los impuestos son altos y el presupuesto está sujeto a escrutinio permanente y en ese sentido es muy bueno que las ONGs hayan propuesto una serie de objetivos a cumplir.

Obama: «Este es el progreso que es posible»

Obama - Hope

La pregunta sobrevuela todas las conversaciones, en los pasillos con la gente que está trabajando por conseguir que los Objetivos de Desarrollo del Milenio se cumplan y también en las charlas con prensa, amigos y lectores: ¿cómo va esta Cumbre? ¿Sirve para algo todo esto?

No sé si es muy pronto para evaluarlo, pero lo cierto es que tanto las palabras de José Luis Rodríguez Zapatero, Nicolas Sarkozy y ayer las de Barack Obama han dado margen a cierta esperanza.

Barack Obama habló ayer ante Naciones Unidas y en su discurso dejó claro que los objetivos del desarrollo ya no pueden ser vistos como un acto de caridad con los países pobres, sino como algo fundamental en el siguiente paso de la humanidad.

«Sospecho que algunos en países ricos pueden preguntarse: con nuestras economías pasando apuros, con tanta gente desempleada y tantas familias que apenas llegan a fin de mes, por qué una cumbre para el desarrollo? La respuesta es simple. En nuestra economía global, el progreso, aún en los países más pobres, puede promover la prosperidad y seguridad de las personas más allá de las fronteras, incluyendo a mis conciudadanos norteamericanos.»

«Por lo tanto matemos el viejo mito de que el desarrollo es mera caridad que no sirve a nuestros intereses. Y rechacemos el cinismo que dice que ciertos países están condenados a la pobreza perpetua. Durante la última mitad de siglo hemos sido testigos de la mayor cantidad de logros en cuanto a desarrollo humano que en ninguna época de la historia. Una enfermedad que ha hecho estragos en generaciones, la viruela, ha sido erradicada. El cuidado médico ha alcanzado los rincones más lejanos del mundo, salvando la vida de millones. Desde Latinoamérica, pasando por África y Asia, las naciones en desarrollo se han tornado líderes en la economía global.»

Pero también reconocía Obama que el progreso en otros objetivos no ha llegado lo suficientemente a tiempo, para los cientos de miles de mujeres que pierden su vida cada año por el mero hecho de dar a luz, o para los millones de niños que mueren en la agonía de la malnutrición, ni para casi mil millón de personas que sufre la miseria de pasar hambre crónico. Y anunciaba entonces un cambio en las políticas de desarrollo global de los Estados Unidos, la primera de su tipo por una administración norteamericana. El cambio se basa en tres puntos: 1) ya no considerar sólo la ayuda como desarrollo por la cantidad de dinero donado, sino aprovechar efectivamente todas las herramientas para hacer ese desarrollo posible: comercios, diplomacia, políticas de inversión. 2) Considerar los objetivos a largo plazo: donar comida no es asistencia, es dependencia y es un círculo que se necesita romper, es necesario ayudar a los países a salir de la pobreza. 3) Impulsar el crecimiento económico en todo el mundo.

Se dirigió a los países donantes y a los países en desarrollo: a los primeros pidió honrar los compromisos hechos con transparencia, y enfocarse en los resultados; a los segundos pidió que sean líderes en tomar las medidas necesarias para dinamizar los países.

Finalizó diciendo:

«Este es es el progreso que es posible. Este es el trabajo que podemos hacer juntos. Y este puede ser nuestro plan, no simplemente para cumplir nuestros Objetivos de Desarrollo del Milenio sino para ir más allá de ellos y sostenerlos ante las nuevas generaciones que vengan».

Las palabras de Obama muestran un compromiso claro, y esa es la esperanza de quienes han trabajado tanto por los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Sin duda es una buena noticia, aunque como dice Raymond Offenheiser, de Oxfam: «No olvidemos que en el tiempo durante el que el Presidente Obama estuvo de pie hablando ante Naciones Unidas, murió a causa de la malaria un niño por segundo. Y eso se repetirá cada hora hasta que las palabras del presidente se conviertan en acción

Foto: tonx

Domingo en el Lincoln Center: Stand Up against Poverty

Stand Up Lincoln Center

Nueva York se ha levantado con un domingo soleado y tranquilo, una víspera relajada para lo que puede ser esta semana donde la Cumbre de la ONU ha llenado hoteles y agendas.

Esta mañana el telediario anunciaba la Cumbre por los Objetivos de Desarrollo del Milenio previendo atascos de tráfico durante toda la semana. Ni una línea por parte de la periodista para contar qué está tratando la ONU en estos días. Nada de los ODM ni de la situación mundial de tantas personas, lo que ha sucedido tras la crisis y el salvataje de los bancos, nada sobre la cantidad de gente que ha venido hasta New York representando a sus países y sobre los líderes a quienes se pedirá explicaciones para saber cómo alcanzarán sus compromisos. Quizás esto queda demasiado lejos y al final, a la audiencia de CBS le preocupa más saber si llegará tarde al trabajo el lunes por la mañana.

Después de haber estado 24 horas despierta ayer, culpa del jetlag pero más de la cantidad de cosas que hay por ver en esta ciudad, hoy me levanté y me fui al Lincoln Center. Allí se juntaba mucha gente en un evento llamado Stand Up Against Poverty, y esto era básicamente eso: gente que se junta para recordar a los gobiernos que hay que actuar y no sólo firmar compromisos. Los Objetivos de Desarrollo del Milenio fueron un acuerdo donde 192 países se comprometieron a iniciar políticas concretas para alcanzarlos en 2015: hoy el llamado es para que las promesas se cumplan o se sigan cumpliendo.

Había unas 200 personas cuando llegué y seguían llegando. Gente joven, niños, mucho carrito de bebé, gente bailando. Tal vez por la magnitud del evento, por la ciudad que nunca se queda quieta, o por los números que están en juego me parecían pocos. Lo cierto es que allí estaban para hacer escuchar su voz, junto a muchas ONGs que ya han llegado a Nueva York. Mañana empieza la cumbre de la pobreza, en un escenario donde se aguarda saber qué actitud tomará una Unión Europea desorientada y un G8 falto de liderazgo.

Podría decir que acabar con la mitad de las personas que pasan hambre en el mundo es un objetivo demasiado ambicioso, pero lo cierto es que no lo es. Podría decir que nos esperan días de datos abrumadores y fotos de niños africanos en el telediario, pero realmente he visto más repercusión por el hecho de que Zapatero vaya a reunirse con el Rey de Marruecos que sobre los ODMs. No voy a derrochar optimismo pero les digo que desde aquí y con algunos datos en la mano, hay quienes piensan que es un buen momento de preguntar a los gobiernos qué piensan hacer con sus promesas, y recordarles que tenemos un voto para decidir qué hacer con él. Y yo prefiero ver gente bailando en un Stand Up diciendo «os recordamos que seguimos pendientes de vuestros compromisos» que pensando que nada se puede hacer y despotricando contra los políticos y los imperios. Seguiré contando.

Reducir el hambre en el mundo es posible

Niños comiendo

Buenas noticias: El número de personas con hambre bajó en 98 millones desde el año pasado, según el último informe de Oxfam «Halving Hunger: Still possible» de acuerdo a datos proporcionados por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

Pero antes de entusiasmarse demasiado hay que revisar un par de datos más: aún quedan 925 millones de personas con hambre en el mundo, algo así como que una de cada seis personas no está comiendo la cantidad necesaria de alimento. Y ese número es una cantidad mayor a las actuales poblaciones de toda la Unión Europea, de Canadá y de los Estados Unidos, los tres juntos, sí, sumados.

La segunda observación es que esa caída se debe a algo fortuito, dos años de buenas cosechas previas, y no tanto a los esfuerzos políticos y la voluntad de cambiar la situación.

Hay una serie de eventos climáticos que parecen revertir esta tendencia: los incendios en Rusia, el 4to mayor país exportador de trigo, que han llevado a que el gobierno prohiba la exportación de granos de trigo hasta el final de 2011. Las inundaciones en Pakistán harán que este país tenga que importar alimento durante el próximo año, porque el Punjab, una de las áreas devastadas, produce 80% del grano que se consume en Pakistán. La subida de precios parece inevitable.

¿Cabe la posiblidad de ser optimistas? Sí. Hay países que han abordado con éxito el problema del hambre en la última década. En Vietnam y Brasil los gobiernos impulsaron una política de apoyo financiero a los productores de alimentos más pobres (granjeros, pescadores) y crearon redes de contención social para quienes no podían producir o comprar suficiente comida. De esta manera ambos países terminaron con el problema de manera radical.

Malawi es otro caso notable: este país africano lanzó un programa de subsidios en 2005 para que los agricultores pobres tuvieran acceso a fertilizantes y semillas. La producción de maíz se duplicó en sólo dos años. Hoy, Malawi no depende de otros países para cubrir sus necesidades alimentarias y se ha convertido en un país exportador, incluso enviando comida a Haití después de que fuera golpeada por el terremoto.

Son buenas noticias pero sigue siendo necesaria una acción coordinada y que las promesas hechas en 2005 por 189 líderes mundiales se cumplan. Es el objetivo de la ONU y de muchas ONGs la próxima semana en la Cumbre por los Objetivos de Desarrollo del Milenio en Nueva York, porque como dice el informe: «si las promesas pudieran alimentar a las personas, no habría una sola persona con hambre en el mundo«.

Los países necesitan seguir en sus políticas internas el ejemplo de Brasil, Vietnam y Malawi y desarrollar planes para reducir el hambre. Las Naciones Unidas y los países ricos deben apoyar esos esfuerzos y proveer otras formas de inversión, tales como la tasa Robin Hood. La semana que viene en New York se pondrán sobre la mesa los compromisos que los países firmantes adquirieron y se hablará de las medidas que piensan aplicar para cumplir los Objetivos del Milenio en 2015. Es la oportunidad que tenemos antes del fin de plazo para preguntar a los gobiernos qué están haciendo por cumplir lo que acordaron, y allí estaré contando lo que nos digan.

La foto fue hecha por salvoguille en la Asamblea Popular Plaza Dorrego de San Telmo, Buenos Aires, Argentina, que todos los domingos da de comer a 150 personas sin recursos.

GDM Summit: de qué se trata el rescate de los Objetivos de Desarrollo del Milenio

Topnaar

2000 fue un buen año, o al menos un año lleno de esperanza para el mundo. En septiembre, 189 líderes mundiales se reunieron en las Naciones Unidas y prometieron reducir a la mitad la cantidad de personas que viven en condiciones de pobreza extrema para 2015.

¿Por qué, ya que estábamos, no se propusieron acabar con la pobreza totalmente?, dirán (y dijeron) muchos. Lo cierto es que así de obvio y necesario como suena ese propósito, al menos coincidieron en este objetivo, y ése, señores, tal como está la humanidad, es un logro digno de celebrar. Hasta ahora nunca había sucedido que tantos países se pusieran de acuerdo en eso, que se comprometieran y que pusieran un plazo para cumplir ese objetivo común. Hicieron falta 2000 años.

La hoja de ruta constaba de objetivos mensurables y sus plazos, con fecha límite en 2015, denominados los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM):

  1. Erradicar la pobreza extrema y el hambre
  2. Conseguir la escolarización primaria universal
  3. Fomentar la igualdad de género y dotar de poder a las mujeres
  4. Reducir la mortalidad infantil
  5. Mejorar la sanidad materna
  6. Combatir el VIH y el SIDA, la malaria y otras enfermedades
  7. Asegurar la sostenibilidad medioambiental
  8. Desarrollar un partenariado global para el desarrollo

Si los líderes mundiales cumplieran sus promesas de ayuda, el mundo de 2015 sería completamente diferente. Los niños de todo el planeta tendrían acceso al agua potable y a una alimentación adecuada. Podrían terminar la escuela primaria y eso les daría muchas posibilidades. El VIH no sería una infección común. Más mujeres sobrevivirían al parto y podrían cuidar y educar a las próximas generaciones. Las comunidades vulnerables podrían lidiar con los desastres climáticos y sus impactos económicos derivados. Habría más puestos de trabajo decentes, y los trabajadores podrían ganar lo suficiente para alimentar a sus familias, generar bienes y ahorrar para el futuro.

¿Suena como un sueño demasiado utópico de una blogger que vive en un mundo ficticio? Realmente no lo es. Este mundo es lo que 189 países firmantes se comprometieron a conseguir cuando firmaron los ODM. Según Oxfam, para acabar con la pobreza hubieran sido necesarios 151 mil millones de dólares en 2005, y eso no es mucho más que los 131 mil millones que el mundo gastó en caramelos ese mismo año.

2000 fue un año esperanzador; 2009 fue el año en el que la crisis hizo que más de la mitad de los donantes de la OCDE recortaran sus ayudas a los países pobres, a pesar de dirigir grandes cantidades al salvataje de entidades financieras. 2010 puede ser el año en el que se reafirmen los objetivos, para llegar mejor a 2015.

Hay muchas personas y ONGs trabajando para que los acuerdos se respeten y los Objetivos de Desarrollo del Milenio puedan ser reconducidos antes de la fecha límite. Ban Ki-Moon, el Secretario General de las Naciones Unidas ha hecho un llamamiento en forma de cumbre (MDG Summit) para que los líderes mundiales se reúnan con él para revisar los avances de cada uno en la sede de la ONU de Nueva York del 20 al 22 de septiembre.

Para que lo que se diga allí no se quede en cuatro paredes, Oxfam a través de VOICE, invita a 17 bloggers de todo el mundo, yo entre ellos, que estaremos desde la Sede de Naciones Unidas contando todo lo que nuestros ojos y oídos capten durante la cumbre. Siempre he creído que la caridad y las buenas intenciones no suelen concretar cambios duraderos si no están acompañados de acción política, y que cada uno puede hacer algo por cambiar el mundo. Y creo que no estamos hablando lo suficiente de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Habrá mucho que contar.

La foto es de una niña topnaar que fotografié este año en Namibia.