Gráfico con los datos de circulación de los periódicos estadounidenses más importantes durante las últimas dos décadas realizado por The Awl. Síndrome Thelma y Louise, como dice por ahí un comentario. Y yo creo que la muerte de los periódicos sólo es la manifestación final del declive de las empresas tradicionales que vendían papel y no información desde hace tiempo.
La distracción perfecta
It’s amazing how the human race can united together with the death of a superstar but when it’s real global issues nobody gives a shit. We live in a world of debt, consumerism, celebrity, advertising and exploitation…the perfect distraction.
Alguien lo dijo en el Facebook de dubliner, (via Obviedades)
[Es sorprendente cómo la raza humana se puede unir con la muerte de una superestrella pero cuando se trata de problemas mundiales reales nadie se preocupa. Vivimos en un mundo de deuda, consumo, celebridad, publicidad y explotación… la distracción perfecta.]
No necesitamos periódicos, necesitamos periodismo
Clay Shirky, escritor, consultor y profesor norteamericano, dedicado a analizar los efectos económicos de la tecnología desarrollada en internet y el futuro de los medios, ha publicado un post donde analiza la revolución que está sucediendo en torno a la prensa escrita, la tantas veces ninguneada muerte de los periódicos y ahora ya desesperada búsqueda del nuevo modelo. Si entendiésemos que a partir de ahora no necesariamente periodismo y papel van de la mano, empezaríamos a comprender la situación, que por el momento está hecha más de preguntas que de respuestas. Como en toda época de revolución y cambios, no podemos ver el futuro sin antes experimentar, arriesgarnos, abrazar lo impensable.
Sin que pueda servir de excusa para que lean el post completo, les dejo unos fragmentos:
Inside the papers, the pragmatists were the ones simply looking out the window and noticing that the real world was increasingly resembling the unthinkable scenario. These people were treated as if they were barking mad. Meanwhile the people spinning visions of popular walled gardens and enthusiastic micropayment adoption, visions unsupported by reality, were regarded not as charlatans but saviors. When reality is labeled unthinkable, it creates a kind of sickness in an industry. Leadership becomes faith-based, while employees who have the temerity to suggest that what seems to be happening is in fact happening are herded into Innovation Departments, where they can be ignored en masse.
[…]
“If the old model is broken, what will work in its place?” To which the answer is: Nothing. Nothing will work. There is no general model for newspapers to replace the one the internet just broke.
[…]
That is what real revolutions are like. The old stuff gets broken faster than the new stuff is put in its place. The importance of any given experiment isn’t apparent at the moment it appears; big changes stall, small changes spread. Even the revolutionaries can’t predict what will happen.
[…]
And so it is today. When someone demands to know how we are going to replace newspapers, they are really demanding to be told that we are not living through a revolution. They are demanding to be told that old systems won’t break before new systems are in place. They are demanding to be told that ancient social bargains aren’t in peril, that core institutions will be spared, that new methods of spreading information will improve previous practice rather than upending it. They are demanding to be lied to.
There are fewer and fewer people who can convincingly tell such a lie.
[…]
I don’t know. Nobody knows. We’re collectively living through 1500, when it’s easier to see what’s broken than what will replace it. The internet turns 40 this fall. Access by the general public is less than half that age. Web use, as a normal part of life for a majority of the developed world, is less than half that age. We just got here. Even the revolutionaries can’t predict what will happen.
Twitter también estuvo primero en Schiphol
Pasó otra vez, y ya todos nos imaginamos dónde aparecerá la noticia la próxima vez. Twitter se adelanta como canal de alertas a las breaking news de los medios mainstream. Cayó un avión en Schiphol y la noticia estuvo 15 minutos antes en twitter, con foto de twittpic incluida.
Los periodistas que estaban en la red fueron quienes tuvieron los primeros datos y la mismísima CNN admitió que se había enterado por twitter del accidente, a través de un usuario que subió una foto. También entrevistó a las personas que habían estado allí y transmitieron los hechos a través de esta red.
La redacción del Telegraph, en Victoria, UK, desplegó en una de sus pantallas Twitterfall, una aplicación para twitter que muestra todos los tweets sobre un tema. La BBC utilizó un canal de twitter para comunicarse con los testigos presenciales y pedir crédito sobre las fotos que habían sido subidas a internet.
DePers.nl, un periódico holandés, habilitó en su web un agregador al estilo de twitter, donde se podían ver, además de nuevos datos que encontraban sus periodistas, los enlaces, fotos o datos que cualquier usuario quisiera agregar. En estos momentos los medios revelan cuántos de ellos ya están improvisando nuevas formas de cazar la noticia y cuáles todavía están debatiendo sobre si Twitter puede o no ser una fuente válida para el periodismo.