Resumen inevitable de 2014

2014-10-20 14.52.05

Es inevitable. No crees en la Navidad, pero llegan estos días y no hay más remedio que cerrar el año. Y aunque te niegues a hacer un resumen con la app de Facebook, el conteo ya lo has hecho. Ya has revisado tus fotos de este año, ya has pensado en lo que aprendiste con cada viaje, con algunas personas, con algunos reencuentros. Como siempre que las cosas siguen dando vueltas en tu cabeza, necesitas escribirlo.

Tu compañera de la sección de Cultura ya te ha preguntado por los libros que más te gustaron de este año. Repasé mi lista y ví dos cosas: este año también he leído libros que han cambiado mi cabeza en algo, he disfrutado mucho leyendo y he leído más. He abierto una página en el blog donde voy poniendo lo que leo. También he regalado más libros y seguiré haciéndolo. Quiero seguir leyendo sobre puntos de vista que no comparto y temas que no conozco. Tres de los libros que disfruté mucho este año fueron: Thinking, Fast and Slow, de Daniel Kanehman; The Signal and the Noise, de Nate Silver y The Undercover Economist, de Tim Harford.

Tuviste que repasar todos los temas que cubriste este año en Tecnología para que cualquiera pueda elegirlos en la app de Lo mejor de 2014; repasaste mentalmente tus diálogos con los redactores, tus entrevistas, las llamadas y los comentarios. Este año una ley que parecía demasiado absurda para pasar, pasó, y de la forma más retorcida, entre plazos justos un verano, sin avisos a la UE, con cambios de último momento y una opinión pública que se dio con ella a fin de año. Una ley que a día de hoy alimenta incertidumbre jurídica entre empresas, abogados y editores. A ver qué pasa en 2015.

Mientras tanto también escribimos sobre de criptología y seguimos de cerca a Snowden, hablamos con Greenwald, explicamos por qué hay programación para niños, hablamos de drones, de inteligencia artificial, de luces LED y de ebooks. Gracias equipo de Diario Turing: este año no hizo falta hablar mucho para entendernos, y gracias lectores, por seguir ahí y no dejarnos pasar ni una.

La organización de tus archivos te hizo volver a revisar carpetas de fotos y de screenshots. En las capturas de pantalla revisitaste muchas de un rediseño que iba cambiando, de detalles que había que corregir, de fuentes, de logos, de cabeceras nuevas de secciones y blogs que hemos abierto, de cambios en el sistema de comentarios. Un screenshot de Skype te recordó que hablaste con Malena Pichot sobre el humor sobre los desaparecidos, la fama, el standup y los miedos. Me acordé que a veces las entrevistas que parecen fáciles pueden ser las que más te cuesten. Junto a las fotos de tus viajes aparecieron las sonrisas de quienes te esperaban. Volvió la sorpresa de encontrarte a Roma en Mérida, las historias que te contaron en Chichen Itzá, el perfume de los tacos del DF, el calorcito de unos vinos en Toro, el Mediterráneo desde Valencia, Cartagena, Alicante, Barcelona.

Tuviste que acordarte de mucha gente que ha sido parte de tu 2014. De los que vuelven del pasado, de los que no están siempre como uno quiere, pero están; de los amigos con todas las letras, para los que no existen los doble check, ni las tonterías. Brindaste y te acordaste de gente con la que compartes muchas horas todos los días y agradeciste a tenerlos en tu vida, aunque no se los hayas dicho. Recordaste que nos hemos prometido abrazarnos más. Y muchas cosas más que uno no escribe en público y no importan al resto. Yo este año recordé, viajé, compartí muchas charlas, intenté disfrutar cada día, y se me ha pasado volando un año muy dulce.

Necesitas escribirlo y una vez que está puesto en letras, por qué no publicarlo, te preguntas. Felicidades, amigos.

How you fall in love

falling

You don’t fall in love like you fall in a hole. You fall like falling through space. It’s like you jump off your own private planet to visit someone else’s planet. And when you get there it all looks different: the flowers, the animals, the colours people wear.

[…]

And you can bring your friends to visit. And read your favourite stories to each other. And the falling was really the big jump that you had to make to be with someone you don’t want to be without. That’s it.

PS You have to be brave.

How you fall in love, and more deceptively simple yet profound children’s questions answered by scientists, philosophers, and writers 

 

Algunos libros que leí en el 2012 (y que recomiendo)

Creo que nunca he hecho lista de libros en el blog. 2012 ha sido mi año de acercamiento a las lecturas largas por dos razones: ebooks + Kindle. Como explicaba en la reseña, para mí ha sido un volver a los libros pero hacia adelante: el e-reader me ha devuelto ese espacio de concentración que no encuentro con otros dispositivos y me acerca una variedad de títulos imposible de conseguir en librerías físicas.

Este año dejé de decir la página y empecé a decir «voy por un 48%» de tal libro; comencé a preguntar a los autores si podía conseguir su libro en versión digital, y hasta pedí que me pasaran PDFs de alguno que no se había publicado aún para poder leerlo, sabedora de que si me mandaban el físico quedaría en alguna estantería esperando un turno lejano.

Sin embargo lo importante es que, tanto de papel como digitales, he leído buenos libros que recomendé en su momento y quiero recordar ahora, un apunte rápido sobre los que me acuerdo:

  • Steve Jobs, por Walter Isaacson. Esquivando el tema tan cansino de los fanatismos pro y contra Apple, esta es una biografía impecable sobre un creativo cuya influencia en varias industrias es innegable. Isaacson asumió un reto y creo que ha logrado mostrar al personaje y a la persona en sus virtudes y sus aristas más polémicas. Sólo por eso hay que leerlo.

  • Que la muerte te acompañe, de Risto Mejide: Hubo quien pensó que exageraba pero Risto Mejide me sorprendió con este relato de ficción que habla del amor, de la incoherencia y de la muerte. Ahora estoy por empezar su último libro, Annoyomics, pero en este ya estoy prevenida.

  • Gutemberg, the geek, de Jeff Jarvis: Es más bien un ensayo corto, o lo que se llama un Amazon single. Tenía ganas de leer algo que relacionara la época de la invención de la imprenta con los grandes cambios que está trayendo la existencia de internet; y en este trabajo, Jarvis cuenta cómo Gutemberg puede ser considerado un entrepreneur, cómo ideó una herramienta, cómo lideró equipos y cómo se movió incansablemente para llevar a cabo su invención.

  • El olvido que seremos, de Héctor Abad Faciolince. El único libro que me ha hecho llorar este año ha sido el de Héctor Abad. Dos veces, además. Una de ellas en el tren, sin pañuelos a mano. Imperdonable. En el libro, Héctor habla de su padre, Héctor Abad Gómez, médico sanitario asesinado por paramilitares en Colombia, pero antes de eso, describe y nos hace conocer a un hombre maravilloso, solidario y brillante, mientras desde las vivencias de un niño entendemos la realidad política y social de muchos países de Latinoamérica en aquellos años.

  • Basura, de Héctor Abad Faciolince: Después de leer El olvido que seremos me encontré con Héctor y me regaló otro libro suyo, Basura, advirtiéndome que no le tenía tanto cariño como a otros que había escrito. A mí sí me gustó, porque es la historia de un escritor excéntrico y habla de manías de los escritores, de soledades y caprichos. El último libro de Héctor se llama Un racionalista en las selvas del Vaupés, pero aún no lo he leído.

  • Tocar los libros, de Jesús Marchamalo: Un libro pequeñito pero doblemente especial para mí: primero porque habla de las manías que tenemos con los libros, por qué guardamos libros que jamás volveremos a leer, qué orden seguimos al colocarlos en estanterías y otras peculiaridades en esa relación que trabamos con lo que al fin y al cabo es un objeto, y lo leí en pleno proceso de mudanza, ordenando mi biblioteca y cuestionándome mucho todas estas cosas. También especial porque Jesús, a quien conocí en el Simposio Internacional del Libro Electrónico en México, después de eso siguió mi consejo y abrió una cuenta en Twitter y renovó su blog, lo que me llena de un orgullo tonto. Otro libro suyo que leí es Donde se guardan los libros, donde recoge entrevistas a varios escritores que hablan sobre sus bibliotecas.

  • María Inés de la Sierra, por Silvina Monge. Un relato en la voz de una mujer con una vida complicada y siempre al borde de la tragedia, la mitad de un diálogo donde sólo se oye la voz de ella: este libro es ágil y sorprende que en pocas páginas la autora logre definir una personalidad tan rica, una historia de vida tan vertiginosa y nos haga entender tan pronto a su personaje. La mezcla de argentino, mexicano y español en la voz de María Inés es simplemente deliciosa. Disclaimer: Silvina es una gran amiga desde hace años. Pero este es un librazo.

  • Rework, de Jason Fried: La gente de 37signals escribió un libro lleno de sentido común e ideas para empezar a trabajar de otra forma, derribando mitos sobre la forma en la que hay que gestionar una empresa, sobre todo cuando es pequeña. Muy recomendable.

  • Escribir para internet, de la Fundación para el Español Urgente: No queda demasiado elegante recomendar un libro en el que he tenido la oportunidad y el honor de participar, pero es que lo haría de todas maneras. Mario Tascón ha conseguido dirigir a filólogos y expertos digitales, con el apoyo de la mismísima RAE, para producir un libro tremendamente necesario e imprescindible para todos los que producimos contenidos para internet.

En estos momentos estoy leyendo:

Foto: Johan Larsson

Audiobooks o cuando los libros no son sólo texto

En estos tiempos en los que el transporte cotidiano de un lado a otro en las ciudades suele quitarnos más tiempo del que quisiéramos, los audiobooks o audiolibros son una opción interesantísima para no dejar de leer por falta de horas de sofá. Cuando pensamos que un libro no tiene por qué estar hecho de papel, empezamos a encontrar otras opciones para disfrutar de obras largas o cortas, pero que de otras maneras se nos haría complicado leer.

Un audiobook es básicamente la grabación de un texto leído. Si es su autor quien lo lee (atención editores que publican en digital) tenemos un extra en la experiencia de lo que nos está contando y una oportunidad de acercarnos al escritor a través de una sensibilidad diferente. Aunque también existen programas que reproducen texto en modo de audio, que «leen», con una voz más o menos robótica. No recomiendo para nada usar esta modalidad para lecturas de ocio o placer, a menos que sea absolutamente necesario, pero es bueno tenerlo en cuenta para, por ejemplo, un documento que necesitemos tener leído y no tengamos el espacio, tiempo o las condiciones para hacerlo.

audiobook-en-bici

Aquí de todas maneras, me referiré a los audiolibros como una forma alternativa de estar en contacto con autores y sus libros, sobre todo para quienes ya no tenemos el tiempo de sentarnos a disfrutar un libro durante un par de horas y cada vez más vemos en las opciones digitales disponibles soluciones maravillosas para no perder el contacto con obras literarias.

Algunas personas dicen que no se concentran de igual manera con el sonido de la lectura que con el texto, pero esto depende un poco del contexto en el que lo usemos. Si ya no tenemos vidas que nos permiten horas de lectura, no deberíamos renunciar a conocer nuevos libros o autores por eso, justamente en una época donde se publica más que nunca y hay tanto por descubrir.

Un ejercicio que te propongo: cuenta al final de tu día o semana cuántas horas pasaste en las siguientes situaciones:

  • Transporte público o atascos de tráfico
  • Horas de gimnasio, o de ejercicio, o corriendo en el parque
  • Limpieza y orden en el hogar
  • Salir a pasear el perro
  • Ratos muertos: salas de espera, médico, trámites varios.

Suma las horas y dime cuántos libros escucharías en un mes con este sistema. Estoy segura que más de cuatro.

Recursos para empezar

Hay mil formas de encontrarnos con los audiolibros y utilizar este sistema para nuestras lecturas, dependerá de los dispositivos y formatos que usemos, pero vamos a recomendar aquí algunas opciones para quienes quieran empezar a escuchar a sus autores favoritos.

  • Apps para smartphones: Audiobooks es una aplicación disponible para tanto para Android como paraiPhone y iPad. Con un catálogo de 5.154 audiolibros gratuitos en iOS y más de 2.800 para Android, permiten acceder a los libros por stream o descargándolos y por supuesto, cuando vuelves al libro, encuentras la «audiolectura» en el punto en el que la dejaste. Para darse cuenta de la cantidad de opciones que tenemos sólo basta hacer una búsqueda con la palabra «audiobooks».
  • Audible.com es una compañía de Amazon que pone 100.000 títulos a disposición de los lectores de Kindle u otros dispositivos con el sistema Whispersync for Voice, que permite cambiar entre la versión de texto en el Kindle y el audiolibro, de modo que si estamos leyendo «con la vista» en casa y tenemos que salir, podemos pasar a la versión audiolibro para seguir escuchando la lectura a partir de allí, y volver al libro escrito cuando queramos. Además para que estés satisfecho con lo que compras, te permiten devolver el libro durante los siguientes 12 meses después de que lo hayas comprado, sin hacer preguntas. Tienen distintos planes, pero para empezar hay un período de 3 meses por el que cobran 7,49 dólares. Pasados esos meses, la cuota mensual son 14,95 dólares, con la posibilidad de acceder a un audiobook por mes.
  • Spotify: Con el gran servicio que provee Spotify y un plan de suscripción por 10 euros/dólares por mes que permite escuchar audio desde el móvil en modo offline, es lógico preguntarles por la idea de audiobooks para Spotify como un servicio agregado o diferenciado de las pistas de música. Pero la compañía ha dicho que prefiere enfocarse en el mundo de la música y no en el editorial, pese a nuestras ganas de tener un Spotify Audiobooks. De todas maneras, muchas de sus pistas no son canciones sino libros locutados y haciendo una búsqueda en la aplicación podemos encontrar audiobooks, en general clásicos u obras de dominio público.

Foto: josemanuelerre

Este post fue publicado originalmente por mi en Bitelia.

 

Liberaron los libros

Con alivio puedo poder poner este título a un tema que ha sido imagen del surrealismo argentino. El país que históricamente ha tenido las tasas más altas de alfabetización en América Latina, uno de los mayores productores de premios Nobel de Ciencia y el país donde una ciudad, Córdoba, tiene más estudiantes de cine en Córdoba que en toda Europa, vio cómo de un día a otro, su gobierno prohíbe la importación de libros con una excusa de unas tintas.

Dije en ese momento que me dolía el país, como otras veces, porque en un mundo donde el acceso al conocimiento y la información está directamente ligado al desarrollo, poner obstáculos a la distribución de cultura es suicida, imbécil o tirano, todavía no me decido por una.

Mi padre, que acaba de editar un libro en Madrid y con toda su emoción había enviado unos ejemplares a sus amigos en Argentina, estuvo toda la semana con la pena de que sus libros se quedaran perdidos para siempre en algún almacén de Ezeiza. Algunos de sus amigos viven a mil kilómetros de Buenos Aires, un viaje, que suponiendo pudieran hacer, habría que sumar este «impuesto» de unos 50 euros por retirar el libro.

Una amiga escritora que nació en Argentina está por presentar su libro en la Feria del Libro de Buenos Aires: de repente toda su ilusión se vino abajo y una ley absolutamente kafkiana oscureció el momento de reencuentro con su país.

Son dos casos muy cercanos, pero no me importaban tanto ellos como la falta de acceso de todo un país a publicaciones que no se producen en Argentina. Libros de estudio, obras de autores extranjeros, publicaciones científicas, revistas de divulgación. El conocimiento de nuestra civilización es global, y cada vez más la cultura se multiplica. Estamos en una época en la que casi podemos oír el ruido que hacen los libros digitales al romper las fronteras físicas, donde los soportes no tienen más valor que el de hacernos llegar el contenido más rápido, más fácil y más cómodamente.

El título de este post tiene el verbo en indicativo en vez de imperativo porque la información vuela, porque nos comunicamos, porque protestamos, y las cosas cambiaron. Hernán Casciari escribió un post (léanlo o den click al audio abajo) que dio lugar a una amplia expresión en redes sociales en contra de estas medidas con el hashtag #Liberenloslibros. Guillermo Moreno, el secretario de comercio responsable de la medida, la levantó para los envíos particulares, diciendo que había sido «malinterpretada».

Foto de green_is_in

Dos libros sobre blogs

El Blogbook sale a la luz. El libro que ha reservado su último capítulo a los tuiteros será presentado oficialmente el 26 de marzo a las 12hs en el auditorio de red.es (Plaza Manuel Gomez Moreno s/n, edificio bronce, planta 6ta.). Si alguien quiere ir, es mejor que mande un email a blogbook@nespral.com porque el aforo está limitado a 50 personas. Luego habrá otra presentación, más informal, a cargo de la colección Planta29, en breve. En cuanto sepa más lo diré.

Otro libro de Planta29, que está disponible desde hace unos días en pdf, es la Gran Guía de los Blogs, escrita por Paco Polo y Rosa J.C. No me quería olvidar de postear sobre esto porque estuve en la presentación del libro y me gusta mucho la visión que tienen sus autores sobre estos temas.

La descarga va lenta, pero ya contaré qué tal.