Los Juegos Olímpicos en los que la antorcha se apagó varias veces no podían dejar de estar tiznadas con el humo de la tristeza y de la decepción.
El Comité Olímpico y el resto de países se esfuerzan en mostrar sin éxito una celebración apolítica. El gobierno chino prometió que garantizará los derechos humanos mientras se ha dedicado a hacer todo lo contrario: arrestar a cientos de activistas, a miembros de asociaciones de derechos humanos y a bloggers molestos, y a seguir capando internet, por supuesto, en lo que ya se conoce como el Great Firewall.
También ha construído estadios alucinantes, autopistas y vías de tren en un tiempo récord. El Partido Comunista inclusive ordenó a las industrias pesadas detener su producción durante un mes para que el cielo se vea un poco más azul.
Grandes empresas chinas, apoyadas por las más poderosas corporaciones estadounidenses (Cisco, General Electric, Honeywell, Google) han estado trabajando mano a mano con el gobierno chino para poder hacer posible la implantación a gran escala de sistemas de seguridad en nombre de las Olimpíadas, como cuenta Naomi Klein en un artículo imperdible.
El objetivo último no es ensalzar a un líder o sistema político, sino crear un nido de consumismo y además justificar el negocio de la seguridad que mueve unas cifras altísimas. Pero seguramente todo esto ya se nos haya olvidado al ver la impresionante ceremonia de inauguración.
Hay una manifestación online de Reporteros sin Fronteras.
Fotos de la ceremonia de inauguración – Boston.com