Es tan hegemónica la presencia del sexo en la vida contemporánea que sería complicado distinguir lo que es sexo de lo que no lo es. Lo que es una broma inocente de una insinuación sexual. La cultura hipster hace bastión de esta indiferenciación de lo sexual. Vive en los límites de lo que es lícito e ilícito explicitar. Fuerza los límites de la tolerancia de lo que es posible consumir. La cultura hipster ya no le tiene miedo al sexo porque no hay elemento a su alrededor que no sea sexual.