Buenas noticias: El número de personas con hambre bajó en 98 millones desde el año pasado, según el último informe de Oxfam «Halving Hunger: Still possible» de acuerdo a datos proporcionados por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Pero antes de entusiasmarse demasiado hay que revisar un par de datos más: aún quedan 925 millones de personas con hambre en el mundo, algo así como que una de cada seis personas no está comiendo la cantidad necesaria de alimento. Y ese número es una cantidad mayor a las actuales poblaciones de toda la Unión Europea, de Canadá y de los Estados Unidos, los tres juntos, sí, sumados.
La segunda observación es que esa caída se debe a algo fortuito, dos años de buenas cosechas previas, y no tanto a los esfuerzos políticos y la voluntad de cambiar la situación.
Hay una serie de eventos climáticos que parecen revertir esta tendencia: los incendios en Rusia, el 4to mayor país exportador de trigo, que han llevado a que el gobierno prohiba la exportación de granos de trigo hasta el final de 2011. Las inundaciones en Pakistán harán que este país tenga que importar alimento durante el próximo año, porque el Punjab, una de las áreas devastadas, produce 80% del grano que se consume en Pakistán. La subida de precios parece inevitable.
¿Cabe la posiblidad de ser optimistas? Sí. Hay países que han abordado con éxito el problema del hambre en la última década. En Vietnam y Brasil los gobiernos impulsaron una política de apoyo financiero a los productores de alimentos más pobres (granjeros, pescadores) y crearon redes de contención social para quienes no podían producir o comprar suficiente comida. De esta manera ambos países terminaron con el problema de manera radical.
Malawi es otro caso notable: este país africano lanzó un programa de subsidios en 2005 para que los agricultores pobres tuvieran acceso a fertilizantes y semillas. La producción de maíz se duplicó en sólo dos años. Hoy, Malawi no depende de otros países para cubrir sus necesidades alimentarias y se ha convertido en un país exportador, incluso enviando comida a Haití después de que fuera golpeada por el terremoto.
Son buenas noticias pero sigue siendo necesaria una acción coordinada y que las promesas hechas en 2005 por 189 líderes mundiales se cumplan. Es el objetivo de la ONU y de muchas ONGs la próxima semana en la Cumbre por los Objetivos de Desarrollo del Milenio en Nueva York, porque como dice el informe: «si las promesas pudieran alimentar a las personas, no habría una sola persona con hambre en el mundo«.
Los países necesitan seguir en sus políticas internas el ejemplo de Brasil, Vietnam y Malawi y desarrollar planes para reducir el hambre. Las Naciones Unidas y los países ricos deben apoyar esos esfuerzos y proveer otras formas de inversión, tales como la tasa Robin Hood. La semana que viene en New York se pondrán sobre la mesa los compromisos que los países firmantes adquirieron y se hablará de las medidas que piensan aplicar para cumplir los Objetivos del Milenio en 2015. Es la oportunidad que tenemos antes del fin de plazo para preguntar a los gobiernos qué están haciendo por cumplir lo que acordaron, y allí estaré contando lo que nos digan.
La foto fue hecha por salvoguille en la Asamblea Popular Plaza Dorrego de San Telmo, Buenos Aires, Argentina, que todos los domingos da de comer a 150 personas sin recursos.