Estos días un tema ha copado casi completamente todas las conversaciones en blogs y otros sitios de internet en España: el rechazo a un anteproyecto de ley de economía sostenible donde, aprovechando su tramitación y de modos poco claros, este gobierno ha colado una serie de medidas que responden a los intereses de pocos, y que tras la excusa de los derechos de autor, incluyen la posibilidad de cerrar páginas y cortar internet a usuarios. Es decir, los derechos de autor situados por sobre otros derechos fundamentales de los ciudadanos: la privacidad, la seguridad, la intimidad, la presunción de inocencia, la tutela judicial efectiva y la libertad de expresión.
Parecía malo, pero era peor. El anteproyecto pone en manos de un organismo no judicial la decisión de impedir a los ciudadanos españoles el acceso a cualquier página web. La Comisión de la Propiedad Intelectual podrá bloquear cualquier página de la red que presuntamente vulnere sus derechos, sin orden judicial. Algo así como lo que pasa en China o Cuba. (Luego se ha dicho que esto se modificará, pero sobre papel no hay nada).
Como bien explica Pepe Cervera, esta medida por la fuerza y dictatorial es otro intento más de lo que hace años la industria de los intermediarios de la cultura intenta conseguir por vía judicial, y sin embargo una y otra vez los tribunales han fallado en contra de la multitud de demandas que han puesto, ya que entienden que lo que hacen algunas páginas, que es enlazar a contenidos que sí violan la propiedad intelectual, no es ilegal.
Y lo más grave del caso no es esa obstinación en defender a un modelo de industria totalmente obsoleto, sino que no va a funcionar, nunca ha funcionado, las medidas represivas sólo harán surgir más formas de sortear las normas. Mientras tanto, la cultura sigue floreciendo, cada vez llega a más personas y cada vez más artistas encuentran un lugar donde publicar y hacer conocer su obra gracias a internet. ¡Incluso ganan mucho dinero!
La imagen del post es una viñeta de Eneko, para 20minutos.es, con licencia CreativeCommons. Cualquiera puede usarla, citando a su autor.
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