Iba a buscar cifras de niños que se mueren por falta de agua potable en el mundo por día, números de personas que no pueden tener otro objetivo que su supervivencia en lugares lejanos, gráficos de enfermedades evitables como principal terror de más gente de la que imaginamos. Pero no quiero irme lejos, ni quiero más cifras. La distancia geográfica nos hace ciegos y los números nos insensibilizan.
Vengo de un país donde hay niños que no van a la escuela porque no tienen zapatos. Otros van a clases solamente porque les dan en el comedor les dan un té y un pedazo de pan, y esa es una de sus principales comidas del día.
El coste de ese pan no lo paga el Estado, porque no hay presupuesto; generalmente sale de un fondo común que reúnen maestros y trabajadores escolares. No quieren dejar de pagarlo porque si los niños no comen, se quedan dormidos sobre los pupitres. Esto pasa en Argentina, y situaciones igualmente tristes se repiten en muchos países ricos y pobres. La brecha de las desigualdades sociales se ensancha mundialmente.
La tristeza que nos dan estas cosas puede traernos esa equívoca sensación de culpa de estar escribiendo esto en un portátil que tiene una manzanita y que cuesta comidas para cada uno de esos niños durante no se cuántos años. Puede darnos ganas de ir a una iglesia a dar unas moneditas para calmar esa conciencia molesta.
Eso tampoco es solución de nada. Lo que tenemos que preguntarnos es qué tipo de sociedad está permitiendo eso, qué tipo de mundo estamos construyendo en el que unas ayudas estatales a unos bancos se organizan en cuestión de semanas mientras unos acuerdos por un 0,7% de ayuda a los países pobres quedan en una ilusión año tras año.
El Blog Action Day es un día en el que bloggers y demás publicadores en internet hablamos sobre un tema. El año pasado fue el medio ambiente. Este año es la pobreza.