You know how it ends, so why are you still here?

Saber cómo va a terminar Lost, además de la primera pregunta que le hacen a los actores, debe ser algo tan aburrido como eso que alguien alguna vez propuso: contar la historia de modo cronológico. Un asesinato a quemarropa de lo mejor que tiene el show: la forma de utilizar la intriga para matarnos lenta y dolorosamente.

Algo que J.J. Abrams, su creador, (no se pierdan su charla en el TED) hace de forma muy consciente. Dice a Wired:

What I’m getting at is hardly news to anyone: We’re smack dab in the middle of the Age of Immediacy.

True understanding (or skill or effort) has become bothersome—an unnecessary headache that impedes our ability to get on with our lives (and most likely skip to something else). Earning the endgame seems so yesterday, especially when we can know whatever we need to know whenever we need to know it.

People often ask me how Lost is going to end. I usually tell them to ask Damon Lindelof and Carlton Cuse, who run that series. But I always wonder, do they really want to know? And what if I did tell them? They might have an aha moment, but without context. Especially since the final episode is a year away. That is to say, the experience—the setup for a joke’s punch line, the buildup to a magic trick’s big flourish—is as much of a thrill as the result. There’s discovery to be made and wonder to be had on the journey that not only enrich the ending but in many ways define it.

El placer de recorrer el camino aunque no sepamos el destino final, el valor de la experiencia antes que el del resultado. Me gusta eso.

There’s just me

Writing isn’t just a job that stops at six-thirty. (Well, bad writers can do that.) It’s a mad, sexy, sad, scary, obsessive, ruthless, joyful, and utterly, utterly personal thing. There’s not the writer and then me; there’s just me. All of my life connects to the writing. ALL of it.

Russell T. Davies (via Taking Sides)

Like a windowpane

«All writers are vain, selfish, and lazy, and at the very bottom of their motives there lies a mystery. Writing a book is a horrible, exhausting struggle, like a long bout of some painful illness. One would never undertake such a thing if one were not driven on by some demon whom one can neither resist nor understand. For all one knows that demon is simply the same instinct that makes a baby squall for attention. And yet it is also true that one can write nothing readable unless one constantly struggles to efface one’s own personality. Good prose is like a windowpane. I cannot say with certainty which of my motives are the strongest, but I know which of them deserve to be followed. And looking back through my work, I see that it is invariably where I lacked a political purpose that I wrote lifeless books and was betrayed into purple passages, sentences without meaning, decorative adjectives and humbug generally.»

– George Orwell, Why I Write (via tarts)

Photo by jon madison

Filtro social

El paisaje de los medios de comunicación se ha transformado porque la comunicación personal y la publicación, antes funciones separadas, ahora se entremezclan. Una de las consecuencias es que se rompe el viejo esquema del filtro profesional que separaba lo bueno de lo mediocre antes de publicar; ahora ese filtro es crecientemente social, y sucede después del hecho de la publicación.

Clay Shirky, Here Comes Everybody

Varias absoluciones y una condena: cuál es la noticia

La noticia no es que se ha dictado la primera sentencia condenatoria contra un webmaster de una página de enlaces. Tampoco es cierto el análisis que se extrae de esta noticia respecto del ánimo de lucro como elemento determinante en este caso. La verdadera noticia es que una persona se ha declarado culpable de algo que no era delito según el 100% de los jueces que habían resuelto anteriormente casos idénticos al suyo. Conociendo muy bien la debilidad de los argumentos de contrario, puedo decir que ésta era la única forma de que la industria consiguiera su ansiada sentencia condenatoria: encontrando a alguien lo suficientemente asustado como para aceptar entrar en el juzgado a asentir con la cabeza cuando le llamaran pirata. La industria, que perdía por 8 a 0, ha celebrado en todas las televisiones un gol en propia puerta del equipo contrario como si hubiera sido fruto de sus excelencias futbolísticas.

David Bravo, haciendo algunas necesarias aclaraciones en el caso del que tanto eco se han hecho los medios de comunicación en estos días: la condena al webmaster de Psicopsp.

Ellos no te lo dirán

En vez de pagar por poner tu compañía en Twitter, pagar porque la mencionen en Twitter y pagar por posts patrocinados, mejor olvídate de todo eso y ponte a hacer cosas realmente buenas que emocionen a las personas. Forma un excelente equipo y cuando el resultado sea tan bueno que tus amigos se lo recomienden a sus amigos, no vas a necesitar ningún tipo de social media marketing.

Matt Haughey (BloggerMetafilter)

Vía ALT1040