Como otros millones de usuarios, he estado charlando con ChatGPT. Como otros periodistas, le pedí que escribiera el primer párrafo de un artículo sobre sí misma. Pero a diferencia de varios, no empecé el artículo pegando ese párrafo. Lo hizo bien. Muy bien. Pero no puedo confiar en ella. Miente. Seduce y cuando la pillan, pide perdón. Así de humana es.
El hito de ChatGPT es que ha logrado brillantemente el primer objetivo de sus creadores, que era mejorar aún más GPT-3 en cuanto a su conversación, y que resultara más humana en los diálogos. Lo han hecho tan bien que fabula, se inventa cosas, y cuando le haces observaciones cambia otra vez su discurso para ser creíble. Un peligro para la desinformación.
Lo que averigüé de ella hablando con otros que la han usado, y con un filósofo que se dedica a Ética de la IA lo escribí para Newtral en «Por qué no puedes fiarte de ChatGPT, la inteligencia artificial conversacional más avanzada«.
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Foto: Tara Winstead