Hablando sobre la prensa digital – Entrevista para Genbeta

GenbetaEsta semana Jaime Novoa publicó en Genbeta: «La prensa digital en España: los errores del pasado, las oportunidades del futuro«, un artículo para el que me pidieron que responda vía email algunas preguntas sobre mi experiencia en prensa digital en estos años, el trabajo en eldiario.es, el periodismo que se hizo y se hace y cómo pinta el futuro para los nuevos medios, el papel y Google con sus robots.txt. Pongo todas las preguntas con mis respuestas completas aquí.

Parece que la apuesta hecha en eldiario.es por combinar los contenidos gratuitos con otros de pago está funcionando. ¿Qué valoración hacéis de vuestra trayectoria hasta el momento?

No tenemos contenidos cerrados de pago en el sentido estricto salvo por unas horas. Todos los artículos de eldiario.es pueden ser leídos por todo el mundo sólo que algunos los suscriptores pueden leerlos primero, durante unas horas. Tenemos un adelanto para socios en el que por la noche les dejamos ver los artículos que tenemos preparados para el día siguiente. Es un gesto para nuestros suscriptores, pero sin embargo para nosotros está claro que no se hacen socios por eso, sino porque quieren contribuir a la independencia de eldiario.es, que nos permite hacer un periodismo con valores sociales. Estamos muy felices de ver que crecemos mes a mes y seguimos trabajando, aún somos pequeños.

¿Cuáles han sido las claves para poder poner en marcha este modelo (gratis + pago)?

La clave principal para mí consiste en un equipo que comparte los valores que nos permiten mantener este modelo, que está basado en la calidad de los contenidos, en un compromiso con el rigor en la información y la transparencia. Otra de las claves es escuchar permanentemente a nuestra audiencia. En un primer momento en el lanzamiento de eldiario.es no se pensaba que los ingresos de los socios iban a ser tan importantes para el modelo de negocio, y luego fuimos viendo que la comunidad estaba dispuesta a pagar para apoyar la subsistencia del medio. Entendimos que nuestros socios no querían pagar para leer algo en exclusiva sino para que el periodismo que hacemos pueda ser leído por todos y seguir existiendo.

Algunas voces afirman que el ‘periodismo está más en peligro que nunca’, en parte por el impacto de Internet en el sector. ¿Crees que es así? ¿Ha sido Internet y el blogging una mala influencia como dicen algunos?

Todo lo contrario, pero con matices. No me gusta hablar de “Internet” con mayúsculas, como una fuerza casi religiosa separada de nuestra sociedad. Internet, como los avances tecnológicos, es parte de la evolución (o no) de la sociedad y la hacemos nosotros, las personas.

Dicho lo cual, internet y sobre todo los blogs son parte de una transformación que nos ha hecho comunicarnos más, informarnos más, entender mejor la producción de contenidos y aprender a publicar por nosotros mismos, sin pasar por un editor o una dirección que muchas veces se comporta más como empresa que como medio.

La prensa están en crisis y lleva en crisis un tiempo, no por internet, sino porque se han cometido muchos errores de forma sistemática. Hablando en general, el “cuarto poder” ha perdido gran parte de su legitimidad ante una ciudadanía cada vez si no más informada, más curiosa y más crítica. En lo particular, hay medios y periodistas que han aprendido a utilizar herramientas digitales, han aprendido a moverse en el nuevo espacio público de internet y están haciendo cosas muy interesantes.

¿Está el sector encaminado al ‘todo gratis menos unos pocos contenidos’?

Sinceramente, no lo sé. Todo va tan rápido que no me siento capacitada para predecir una cosa así, quizás en un par de semanas piense lo contrario, y probablemente aún tengan que pasar varios años para que podamos ir definiendo modelos de negocio digitales de forma más estructurada.

Si no me equivoco llevas ya casi 10 años en el sector del periodismo digital, ¿qué valoración haces de esta evolución? ¿Han cambiado demasiadas cosas?

Muchísimas. El periodismo con el que yo salí de la universidad no es el mismo, pero desde ese momento yo veía que internet era el lugar natural para que la información se mueva, me interesaba mucho todo lo que pasaba ahí y fui muy afortunada. Eso sigue siendo igual, lo que más ha cambiado es la mentalidad de quienes antes te preguntaban si publicabas “en papel” para valorar tu trabajo.

Y desde hace un tiempo veo otra tendencia: que los autodenominados evangelistas digitales se han tomado el papel demasiado en serio y hay una tendencia a endiosar lo digital: a creer que hay que estar en internet porque sí, repitiendo eslóganes sin mucho sentido y sin entender los contextos históricos y sociológicos de las cuestiones.

¿Por qué crees que muchos medios que vienen del papel han pasado por tantas dificultades en los últimos tiempos?

Se han cometido muchos errores en distintos niveles. Dejaron de apostar por nuevos formatos, y dejaron en manos de gestores económicos la dirección de los medios. Un medio de comunicación es algo más que una empresa, entre sus objetivos está el de ganar dinero pero también tiene un compromiso con la verdad y con la función que cumplen los medios en una democracia.

Los que ignoraron a internet hace años también se encuentran ahora con un retraso para poner al día a sus equipos y sobre todo a sus estructuras. No sólo en papel, también en digital: los redactores que no hicieron bien su trabajo, que olvidaban el fact-checking, los editores que no querían renunciar a un titular impactante por uno veraz, que relajaron su compromiso con la verdad, los que se apoltronaron en un puesto sin ponerse al día de lo que estaba sucediendo en las redes, sin cuestionar decisiones, cayendo en la autocomplacencia y en el corporativismo y sin escuchar las críticas de sus lectores, ciertamente también contribuyeron a terrible situación de la profesión.

¿Tiene sentido que los gobiernos quieran aplicar a los buscadores una ‘tasa’ por incluir sus noticias en Google News o mostrarlas en los resultados?

Ninguno. Esto es una locura. ¿En qué se fundamenta esa tasa? En que un sector (la industria que produce contenidos) presiona al gobierno para eso. Google no obliga a ningún medio a incluirse en sus resultados: es tan simple como agregar una línea de código llamada robots.txt a tu página y ya estás fuera de Google.

¿Qué podemos esperar en los próximos años de eldiario.es y del sector en general?

Lo que yo diga aquí está teñido por mis expectativas, queremos que en eldiario.es haya más participación y debate de ideas, y que nos reconozcan por nuestra transparencia. Obviamente, también queremos poder mantener nuestra independencia financiera. Creo que en el sector hay espacio para los profesionales y los medios que se atrevan a innovar, a exigirse calidad en lo que hacen. Es cierto que la falta de recursos limita el alcance de las posibilidades, pero también agudiza el ingenio. Estamos viendo y creo que aún podemos ver más proyectos innovadores de periodistas y medios que utilizan internet para comunicar mejor, para encontrar profesionales talentosos y para explorar nuevas formas de financiación.

Periódicos y caballos

«Some day, I don’t know how many years in the future -it could be decades- but I think printed newspapers on actual paper may be a luxury item». «People still have horses but it’s not their primary way of commuting to the office.»

[Algún día, no sé dentro de cuántos años en el futuro -pueden ser décadas- pienso que los periódicos impresos en papel serán un ítem de lujo. La gente todavía tiene caballos pero no es su forma principal de ir a la oficina]

— Jeff Bezos, el fundador y CEO de Amazon y nuevo dueño del Washington Post, a la NBC, cuando le preguntaron si se imaginaba un día en el que el Washington Post no se imprimiera más.

Escribo en Cuadernos #2 sobre desigualdades en internet

Portada de Cuadernos #2 de eldiario.es

 

Más Desiguales, el segundo número de los Cuadernos de eldiario.es habla de las desigualdades. De las desigualdades en lo económico, ante Hacienda, de las mujeres, de las monarquías, de los banqueros, de los inmigrantes.

Cuando nos ponemos a pensar en la tecnología, en estos tiempos de optimismo digital, pareciera que internet, llena de oportunidades, es justamente la tierra donde esas desigualdades se desvanecen. ¿Hasta qué punto eso es cierto y no un mantra que nos repetimos sin pensar demasiado? La vigilancia de los gobiernos, el cerco constante a nuestra privacidad, las brechas de género, de riqueza y de acceso que seguimos perpetrando a través de internet hacían necesario que el tema fuera analizado con datos. Y ese fue mi desafío en el segundo Cuadernos, y cuando hablamos la primera vez del tema con nuestro editor jefe, había tantas cosas que me dí cuenta que era un tema que pedía ser escrito.

Estaba feliz de que me hubieran pedido un artículo para Cuadernos, y a la vez estaba ese thrill en el estómago. Todo cambia cuando son tus palabras las que estarán en papel. Me faltaban lugares para poner los enlaces, me sobraban caracteres, sorprendentemente me angustiaba el contar letras y palabras. El haber escrito siempre para pantallas hizo que me dé el síndrome inverso cuando pensaba que esto se imprimiría en papel. La nueva nostalgia. Que eso no se podrá reescribir, cambiar, corregir, comentar con otros lectores al pie del post. Horror.

Me encerré un par de días, y ahí está. Hoy circulaba en una copia cero que revisamos 40 veces en busca de erratas y ya está de camino a la imprenta. Mi artículo se titula «Internet. Ciberutópicos y pesimistas digitales» y lleva ilustraciones de Belén Espejo y  gráficos de Covadonga Fernández. Cuadernos estará en kioscos y en el buzón de nuestros socios la próxima semana y más adelante en versión digital (EPUB y MOBI para Kindle). Disfrútenla.

La sabiduría de las multitudes, Wikipedia y el periodismo

Crowd

Mucho se ha escrito sobre la sabiduría de las multitudes (the wisdom of the crowds) y creo que mucho aún se escribirá, en estos tiempos movedizos donde la autoridad tiende a ser puesta en duda y la conectividad parece un factor más importante que otros, mientras el aporte cooperativo y altruista construye obras como la Wikipedia.

Esta semana, en una interesantísima discusión con compañero, llegamos a un debate interesante: si un trabajo que utilizase información proveniente de cualquiera que tuviera acceso a internet podía considerarse periodístico. Y si eso cambiaría si fuera una multitud la que aportase los datos.

Uno de los deberes innegables del periodista es comprobar todos los datos que incluye en su trabajo, pero ¿qué pasa cuando no es posible por la alta cantidad de aportes? Cuando debe fiarse de los contenidos que aporta de esa masa, ¿sigue siendo periodístico, o es otra cosa? ¿Nos negamos a reconocerlo como periodístico? ¿Tiene menos calidad?

El primer ejemplo vivo del logro de la inteligencia colectiva que me vino a la mente fue la Wikipedia. Con 26 millones de artículos en 285 idiomas a fecha de mayo de 2013 es uno de los mayores repositorios de conocimiento de la Humanidad contemporáneos. Nació en 2001, lanzada por Jimmy Wales y Larry Sanger, como un side-project de Nupedia, una enciclopedia online editada únicamente por expertos. Uno de los problemas de Nupedia era la lentitud que exigía el proceso, ya que no era una wiki sino que los expertos debían pasarse los papers y aprobarlos. En sus primeros 6 meses lograron sacar 2 artículos, y en su primer año sólo 21, mientras que en su primer mes Wikipedia había producido 200.

Rápidamente alcanzó popularidad, y casi media internet ya usaba Wikipedia (es un decir), cuando dejó de ser una fuente innombrable en 2005. En marzo de ese año la revista Nature publicó «Internet Encyclopedias Go Head to Head», un paper de Jim Giles, donde se comprobaba que la Wikipedia es al menos igual de fiable que la Enciclopedia Británica en los artículos científicos. Nature había pedido a expertos de distintas disciplinas que revisaran 50 artículos sobre los mismos temas y longitud similar en cada enciclopedia y los evaluaran teniendo en cuenta la exactitud de los datos. El resultado arrojó 2,9 errores por artículo en la Britannica versus 3,9 en la Wikipedia.

Nature también entrevistó a más de 1.000 de sus propios autores sobre su uso de enciclopedias, y encontró que más del 70% de los encuestados dijeron consultar Wikipedia en temas científicos, mientras que el 80% calificaba como «excelente» o «satisfactoria» la cobertura de un tópico, la relevancia de la información, la exactitud y la oportunidad de Wikipedia.

Rápidamente los wikipedistas crearon un proyecto para corregir los errores que había señalado el paper de Nature, y también crearon una página en la Wikipedia que listaba los errores que había en la Enciclopedia Británica.

¿Cómo puede ser posible? Con esto tenía algo que ver la Ley de Linus, basada en lo que dijo Linus Torvalds: «Dado un número suficientemente elevado de ojos, todos los errores se convierten en obvios». Este enfoque es usado para sostener el software libre, cuyos desarrolladores liberan el código cada cierto tiempo para obtener una mayor cantidad de correcciones en menos tiempo.

Ya se habla de ejemplos de comprobación de la sabiduría de las multitudes en 1906, cuando en una feria rural en Plymouth, 800 personas participaron en un concurso para estimar el peso de un buey. El estadístico Francis Galton observó en ese momento que la estimación de media, 1207 libras, se alejaba sólo por 1% de error del verdadero peso del buey que era 1198 libras.

Parece sin embargo que las multitudes y su sabiduría no aciertan siempre. James Surowiecki, en su libro The Wisdom of Crowds, trata sobre cómo los grupos toman decisiones mejores que las que hubiera tomado su miembro más inteligente. Surowiecki analiza muchos casos y también detalla los factores que hacen que la multitud falle: homogeneidad entre esas personas; división de manera en que no haya difusión de información necesaria para otros miembros; imitación o factores emocionales que puedan llevar a la presión de los pares o comportamiento gregario.

Entonces ¿crees en la Wikipedia? Yo creo, pero no voy a misa. Creo pero busco otras fuentes, creo pero sigo leyendo. Para mí estamos en momentos clave para el periodismo, porque es ahora cuando debemos aprender cómo navegar en estos nuevos flujos y fuentes de información, cómo no perder el norte en el torrente de datos, y cómo ejercer esa necesaria tarea de darles sentido. Y que lo hagamos sin complejos, sin miedo a la autocrítica, abrazando la riqueza de internet y estos nuevos procesos, sin perder la experiencia de la historia que nos precede.

Foto: James Cridland

El día en que El Mundo sacó su exclusiva tras Orbyt

¿Dije divertido? Me quedé corta. El viernes fue un día fascinante periodísticamente hablando. Nos llega la noticia de que El Mundo ha publicado una bomba: el pago de sobresueldos en negro durante años por parte de Luis Bárcenas, el tesorero del PP a altos cargos del partido. La sacamos en eldiario.es, citando y continuando con la historia. Había mucho que contar y la redacción se puso manos a la obra.

Día movido y no pude escribir aquí sobre un debate que leí de reojo en Twitter y me pareció muy interesante: El Mundo publicó la que bien podría ser su exclusiva del año en Orbyt, un formato sólo disponible a suscriptores.

Su muro de pago dejaba a la mayoría de lectores online sólo con un título. La noticia se extendió por todos los medios, y durante todo el día se habló extensivamente sobre el tema en redes sociales y en las charlas de taxis y cafés. Varios medios digitales mostraron celeridad para enlazar y no desaprovechar el momentum del tema: todos o casi todos se beneficiaron de visitas y conversaciones de sus lectores, dejando atrás a El Mundo, que pese a llevar la exclusiva, se cerró las puertas a ser referenciado, enlazado, y probablemente llegar a lectores que no tenían.

¿Error estratégico de El Mundo? Según Ricardo Galli en su post sobre el tema, sí, porque olvida «la gran paradoja de las noticias: las que son importantes, las que presuntamente tienen más “valor de mercado”, son rápidamente replicadas por lo que rápidamente se convierten en una commodity, y sólo benefician a los medos más pequeños y sin recursos que se dedican a copipastearla (por ejemplo) o resumirla y opinar».

Concuerda Antonio Ortiz en reconocer que habría optado por mostrar más en la web para conservar la relevancia, pero se muestra a favor de modelos de pago por contenido, que «tienen más que ver con la calidad media diaria y el valor añadido sostenido en el tiempo que con exclusivas puntuales». Juan Varela hizo un análisis de la estrategia, que considera acertada pero mejorable y dio detalles para afinarla.

A pesar de que no tenemos los números de suscriptores del viernes de Orbyt, y nos perdemos algunos datos que podrían ser más concluyentes, quienes trabajamos con la información no podemos ni deberíamos dejar de analizar estos momentos periodísticos también desde la nueva configuración del espacio informativo.

Twittervista

Una twittervista es una entrevista hecha a través de Twitter. ¿Ventajas? El tiempo real de Twitter le da agilidad cuando estamos entrevistando a personas a las que no tenemos la oportunidad de ver en persona o contactar por teléfono. El límite de caracteres obliga a la necesaria concisión en las respuestas del entrevistado. Y otros pueden sumarse al hashtag y sumar preguntas.

Ayer Javier Montes, de Soma Comunicación me hizo una twittervista que pueden leer entera en 360 grados press, donde hablo de medios digitales, de Twitter, de la neutralidad de internet, de Movistar Fusión, de la crisis y Latinoamérica. Eso sí, muy corto.