Ads and trademarks

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People are taking the piss out of you everyday. They butt into your life, take a cheap shot at you and then disappear. They leer at you from tall buildings and make you feel small. They make flippant comments from buses that imply you’re not sexy enough and that all the fun is happening somewhere else. They are on TV making your girlfriend feel inadequate. They have access to the most sophisticated technology the world has ever seen and they bully you with it. They are “The Advertisers” and they are laughing at you.

You, however, are forbidden to touch them. Trademarks, intellectual property rights and copyright law mean advertisers can say what they like wherever they like with total impunity.

Fuck that. Any advert in a public space that gives you no choice whether you see it or not is yours. It’s yours to take, re-arrange and re-use. You can do whatever you like with it. Asking for permission is like asking to keep a rock someone just threw at your head.

You owe the companies nothing. Less than nothing, you especially don’t owe them any courtesy. They owe you. They have re-arranged the world to put themselves in front of you. They never asked for your permission, don’t even start asking for theirs.

-Banksy

Foto: Ksfc84

A wonderfully weird place

“The world is a wonderfully weird place, consensual reality is significantly flawed, no institution can be trusted, certainty is a mirage, security a delusion, and the tyranny of the dull mind forever threatens — but our lives are not as limited as we think they are, all things are possible, laughter is holier than piety, freedom is sweeter than fame, and in the end it’s love and love alone that really matters.”

Tom Robbins (via Elvira)

Foto by Che Burashka

¿Somos más libres o estamos más controlados?

El tema de Chrome y el rechazo que empieza a causar la cantidad de información y que seguimos cediendo alegremente a Google y la dependencia que nos genera me hizo acordar de este video, Epic.

(Aquí con subtítulos en español)

Lo hicieron dos estudiantes del Poynter Institute, Robin Sloan y Matt Tompson, allá por el 2004 y sorprendió por su capacidad de predecir el curso de la información en internet.

El paradigma de la información está cambiando. En la sobreabundancia de datos necesitamos sistemas de filtrado y no es otra cosa lo que están proponiendo, cada uno a su manera, los nuevos esquemas de distribución de contenidos, los new media, las aplicaciones sociales en la red, los nuevos navegadores. En cierta manera, es una revolución porque está tirando abajo el mundo que ya conocíamos y lo está haciendo sin pedir permiso a nadie.

Nos guste o no, somos parte de eso porque nos beneficia en lo práctico. El precio de que Gmail lea nuestros correos está pagado con la gratuidad de un correo online de más de 7Gb (and counting). Nos sentimos observados y expuestos hasta en nuestros gustos musicales, pero ¿cómo conocerías música nueva por ejemplo si no hubiese una red de conocidos en tu last.fm que te dan pistas?

Nos entusiasmamos con los nuevos paradigmas pero me pregunto hasta qué punto estamos dispuestos a cambiar la forma en que damos y consumimos la información si eso significa ceder libertades y estar mucho más controlados paradójicamente. ¿Pasa todo por un tema de practicidad? ¿Deberíamos ser más conservadores o cautos en la red? ¿Ser así significaría una resistencia inútil a las tendencias de las tecnologías de la información?