Me resulta sumamente difícil empezar a imaginarme cómo podría haber sido mi vida sin internet. Cómo podría haber sido la vida de casi todas las personas que conozco. Simplemente, seríamos otros. No hubiera podido aprender tantas cosas, conocer tantos lugares, personas, códigos. Probablemente no hubiera podido comunicarme tan seguido con gente que amo, no hubiera viajado tanto, no me hubieran interesado los idiomas, y desde luego, no hubiera escuchado ni la décima parte de la música que he disfrutado.
Internet nació libre. Nunca perteneció a nadie, nunca tuvo una autoridad, nunca tuvimos que pedir permiso a nadie para crearla, para extenderla. Sus protocolos, son por naturaleza, abiertos, y por eso fue tan fácil construir, de un modo colaborativo, la maravillosa red de redes que tenemos hoy. Porque en internet descubrimos que si los que destruyen son 10, los que construyen y arreglan y ayudan y comparten son miles y millones. La red ha permitido que numerosos cambios sociales y políticos hayan sido posibles, que las injusticias sean conocidas y denunciadas, y que la libertad de expresión pueda seguir existiendo en este mundo de corruptos y burócratas.
A causa de eso, desde hace bastante tiempo se viene hablando de la gobernanza de internet como el desarrollo y la aplicación de principios, normas, reglas, procedimientos de adopción de decisiones y programas que configuran la evolución y el uso de internet.
Al principio estas cuestiones se limitaban más bien a lo técnico, cuestiones como por ejemplo los identificadores de dominios y direcciones IP y protocolos y parámetros manejados por la ICANN. Pero en 2005, en la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información en Túnez, se estableció el Internet Governance Forum (IGF), y desde ese entonces se ha abierto a una serie más amplia de cuestiones relacionadas a políticas en torno a internet, incluyendo la cuestión de si tiene que haber un control en una red que se ha desarrollado en ese fabuloso estado de caos fecundo.
Es tan natural para nosotros pensar que internet es un espacio de libertad que por obvio se vuelve invisible. ¿Qué pasaría si mañana Internet estuviera regulada por gobiernos? ¿Qué pasaría si esos mismos señores que hacen las leyes Sinde, SindeWert, Lleras, Hadopi, SOPA, PIPA, ACTA, se reunieran a puertas cerradas a tomar decisiones que afectan nuestro acceso a la red, sin consultarnos?
Y en 2012, el año de los mayas, esa reunión ya ha sido convocada. El próximo 3 de diciembre, una organización llamada Internet Telecommunications Union (ITU), la más antigua perteneciente a la ONU, ha convocado en Dubai a 193 países para definir el futuro de internet. Sí. Sin consultarnos.
La ITU trabaja con propuestas que no están expuestas a la luz pública, donde cada país tiene un voto, pero las votaciones se harán a puerta cerrada. Quienes usamos internet sólo nos enteraremos de las resoluciones cuando hayan sido tomadas. Algunas de las propuestas que ya han sido presentadas hablan de:
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Cortar el acceso a internet por muchos motivos, muchos de ellos que van contra derechos humanos
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Dar más poder a los gobiernos para que puedan monitorear el tráfico de datos de sus ciudadanos y tengan derecho a bloquear cualquier tipo de contenido
Internet ha sido posible gracias a su apertura, a su pragmatismo y su forma de funcionar, desde abajo hacia arriba (bottom-up governance). Es importante que reaccionemos y hagamos ver a estas personas que no estamos dispuestos a que se tomen decisiones sin escucharnos. La ITU ha empezado por poner los documentos de la World Conference on International Telecommunication en la red para que podamos consultarlos. Pero es necesario seguir atentos a las decisiones que se tomen.
Hay varias formas de actuar. Google ha iniciado una campaña llamada #freeandopen donde explican todo esto mediante un video:
Puedes visitar la página de la campaña Take Action, y dejar tu mensaje.
O entrar en Protect Internet Freedom y dejar tu firma.
O mostrar el video de la ITU a todo el mundo, para que sepamos lo que está en juego.
O seguir informándote, buscando información y contándolo a otros para que todos podamos dejar en claro a nuestros gobiernos que queremos ser escuchados, porque internet es como el agua y la luz: de todos. Y tiene que seguir siendo así.