Adiós Google Reader

Este fue el último mensaje que leímos en Google Reader hoy. Para mí ha sido una herramienta casi indispensable, que cambió absolutamente mi forma de leer y encontrar contenidos en internet. Por suerte hay algunas opciones y los más listos han copiado todo lo posible el diseño y las funciones de Google Reader. El RSS es mucho más que una herramienta, ha sido uno de los elementos que han cambiado nuestros hábitos y que han dado protagonismo al usuario más que al medio. El RSS tiene mucho que ver en que usemos la web como lo hacemos ahora.

Muere (o matan) a GReader, y no puedo evitar la necrológica, pero ¡que viva muchos años el RSS!

Google Reader goodbye

¿Software open source, SFA, o software libre?

El mismo Stallman que nos miraba desde la foto hubiese estado en contra de que pusieran un artículo sobre la General Public License en la sección «SFA», que según Cenatic es lo mismo que Software Libre. Eso fue lo que sucedió ayer, cuando Cenatic tomó un artículo de Diario Turing «¡Es la GPL, estúpido!» y lo reprodujo bajo su sección SFA (Software de fuentes abiertas).

Y si es lo mismo, ¿por qué hacer la distinción y no poner Software Libre? Eso mismo preguntamos via Twitter y allí nos respondieron que «es lo que pone la ley».

El tema aparentaba tener un matiz más del que suponía: no se entendía la distinción entre términos. Más allá de disquisiciones lingüísticas/jurídicas sobre si debemos hablar sólo con términos que se recogen en las leyes, o si las leyes deben servir a la sociedad o la sociedad a las leyes, me encuentro con un apunte de Miguel Vidal (PDF) que aclara la cuestión (gracias Roberto Santos) y del que tomo unos cuantos puntos.

La expresión Software de Fuentes Abiertas (SFA) surge del inglés «Open Source Software», que significa literalmente «Software de código abierto». Esta acepción intenta evitar la poligamia de la expresión free software, que en inglés puede traducirse tanto por software libre como por software gratuito.

El apunte sin embargo omite algo bastante importante y quizás por eso, algo más extenso de contar. Las diferencias no se trataban sólo de palabras, como casi siempre sucede, sino que hay un trasfondo filosófico, que afecta al concepto mismo del software libre, a sus fines y motivaciones.

El grupo de personas que hablaban de Open Source fundamentaban el uso del software libre en la mejor calidad que se obtiene del producto final, al tener a muchas personas que aportaban al mismo. Este era el fundamento principal y aquí desaparecía o se desdibujaba por lo menos el componente ético que siempre ha sostenido Richard Stallman. La acepción surge en una reunión en Palo Alto surgida después del anuncio de Netscape de liberar su código, lo que sería Mozilla, donde estaban Tim O’Reilly, Linus Torvals y Eric Raymond, entre otros. Ese mismo año, Raymond y Bruce Perens habían creado el Open Source Institute (OSI), que impulsaba el concepto «open source».

Se intentaba evitar las reticencias a usar software libre que había dentro del ámbito corporativo, porque pensaban que luego no podrían explotarlo de forma comercial. Pero hubo mucha controversia con esta acepción, que llevó a interminables debates casi filosóficos donde se ponían en duda las verdaderas intenciones de intentar introducir un nuevo término. Esto generó mucha división, al final lo único en lo que hubo acuerdo es que no es tan importante la acepción como que el término se emplee con rigor, es decir no llamar software libre a algo que no lo es. Actualmente en el ámbito anglosajón los dos términos conviven, porque hay dos comunidades según el fondo filosófico en su motivación por usar software libre.

Hispanohablantes: ¿código libre o abierto?

El idioma español no lleva a equívocos, porque «libre» no significa gratuito sino que lleva a pensar en libertad, lo que es correcto, y este es el término que se ha venido usando en el ámbito hispanohablante desde hace casi 30 años, cuando Stallman definió y creó el movimiento «free software».

Algunos hablantes minoritarios, sobre todo en ámbitos corporativos, según el apunte de Miguel Vidal, «por influencia del inglés y traducciones apuradas», empezaron a usar «open source». La ley 11-2007-LAECSP (Ley de Acceso Electrónico de los Ciudadanos a los Servicios Públicos) utilizó en su redacción la forma «Software de Fuentes Abiertas», definida con la misma definición de software libre, pero que conlleva una filosofía detrás que no se puede dejar de lado.

Los malentendidos surgen en que al usar dos términos para lo mismo, muchas personas creen que son dos cosas distintas, y se pierden la distinción que hacen las dos comunidades. También que al usar «abierto» como reclamo de marketing da pie a que se utilice para cosas que no son software libre, por ejemplo permitir ver el código pero no modificarlo ni distribuirlo.

Sin necesidad, nos hemos traído una confusión lingüística del inglés cuando no la necesitábamos, por un lado. Pero por el otro, además, diciendo que las dos expresiones significan lo mismo, soslayamos la concepción diferente del software libre que tienen las dos comunidades, que puede ser interesante conocer antes de saber qué término estamos utilizando.

Foto: Innovation Group – CNS UCSB· University of California, Santa Barbara

San Pedro 2005 y 2011: una foto diferente


La Plaza de San Pedro en 2005 y en 2011: además de un Papa, otras cosas han cambiado. La popularización de los dispositivos móviles electrónicos, la disponibilidad de cámaras en los mismos, el acceso de la gente a internet y la interconexión mediante redes ha hecho que muchas cosas cambien en estos años. Entre ellas, los usos que damos a la fotografía, que ya no se limita a capturar la belleza sino que cumple además un papel social y certificador, el de «yo estuve allí y lo cuento para mi red», como contaba Luis Carlos Díaz, alrededor de otras reflexiones sobre fotografía digital.

Susan George: «La revolución no está en la web»

«Temo una nueva crisis del sistema financiero. En mi libro explico que las 50 principales empresas del mundo están muy correlacionadas. Esto no es ficción si miras quién controla a quien en el mundo transnacional. Las más interconectadas están en el borde de cuchillo. Si la economía va bien no pasará nada, pero si algo va mal en alguna de ellas, todas caerán como un dominó. Además, 48 de esas compañías son grandes entidades financieras. Esto significa que sí, que un nuevo Lehman Brothers es posible, porque nadie tras el anterior crash ha sido capaz de poner al sistema financiero bajo control.»

Esto dice Susan George, politóloga, analista y presidente de honor de Attac, en una entrevista donde habla de su último libro, mezcla de realidad y ficción: El Informe Lugano II. Cree que internet es muy necesaria para luchar contra esto, pero que la verdadera revolución está en las calles, y estoy de acuerdo con esto. A veces en nuestro entusiasmo tecnológico creemos que todo lo podemos hacer a través de la red, pero sigue siendo necesario conectar eso con las calles.

Internet es una herramienta estupenda, pero no es el lugar donde tiene que llevarse a cabo la revolución. La revolución no está en la web, está en la calle, con lobbys que planten cara a los lobbys de los ricos en las mismas condiciones, con una buena definición de los objetivos que se quieren conseguir y una buena estrategia de unión para llegar a todos ellos. Internet se puede utilizar para facilitar la información y la documentación que la gente necesita para formase y a apoyar la lucha callejera, pero la protesta sólo en web no tiene potencia.

Aaron Swartz y el mundo que queremos construir

Si a alguien le queda alguna duda de la pérdida que sufre nuestra generación con la muerte de Aaron Swartz hoy, sólo tiene que leer cómo vivió sus 26 años. En una conferencia que dio en 2007 contó cómo había conseguido trabajar en lo que le gustaba, y en sus palabras conocemos su mente libre y brillante y su disposición para que hubiera un mejor acceso a la información. Aconsejaba ser libre, curioso, hacer muchas cosas, no detenerse.

Estaba preocupado por el maltrato que recibían las mujeres y las minorías en el entorno tecnológico, su negación por parte de hombres y blancos, y lo consideraba un problema de sistema.

Swartz, con 14 años, ayudó a desarrollar el RSS 1.0, uno de los estándares más usados en internet para difundir contenidos. Trabajó con Larry Lessig en los primeros borradores de las licencias Creative Commons. Fue uno de los fundadores de Reddit. Co-diseñó, con John Gruber, el formato Markdown, hecho para facilitar la escritura con HTML (que estoy usando al escribir este post), y creó la arquitectura para la Open Library, un proyecto que tiene como objetivo «crear una página web para cada libro que exista». Swartz también fundó DemandProgress, que movilizó a más de un millón de activistas y fue clave para detener SOPA y PIPA.

Creó un script para bajar sistemáticamente papers de JSTOR, una biblioteca digital de publicaciones académicas, y fue acusado por el MIT y por JSTOR por delitos contra el copyright. Pero aunque ellos se aseguraron de que Swartz no distribuyera este material, ”recibieron confirmación de que el contenido no fue ni iba a ser usado, copiado, transferido o distribuído”, y retiraron la denuncia, el gobierno de los Estados Unidos continuó adelante con los cargos, y arrestaron a Swartz. Aquí el escrito de acusación del caso.

Su suicidio nos golpea porque nos hace preguntarnos por otras cuestiones, más allá de las personales o la anécdota de sus depresiones. Aaron Swartz estaba bajo cargos por «crímenes» contra el copyright (sí, voy a usar comillas) desde hace dos años.

Quien diga que liberar información académica para que todos tengan acceso a ella es un crimen, es un mentiroso o un imbécil. Aaron Swartz se enfrentaba a 35 años de cárcel y a una multa de un millón de dólares, unos castigos mucho más duros que para personas que cometen asesinatos o violaciones: al nivel de crímenes de terrorismo.

Durante todo el día de hoy hubo muchas reacciones a este tema: la gran pena de Tim Berners-Lee, el obituario escrito por Cory Doctorow, el post conmovedor de su ex, Quinn Said, la reflexión de Lessig sobre la extralimitación del sistema judicial y el mensaje de su familia donde responsabilizan al fiscal de Massachussets y al MIT de contribuir a la decisión trágica de Aaron. Ya hay una petición a la Casa Blanca para que destituyan a la fiscal.

Actualización 11/1/2021: La conferencia en cuestión, que estaba embebida, ha desaparecido de Youtube. He quitado el iframe que ya no es válido. Dejo por aquí a cambio, un documental: Aaron Swartz, el hijo de internet.

Foto: peretzp