Un año de twittmads

Alguna vez pensé que con el año del twittmad íbamos a hacer una gran fiesta. Algo ruidoso y grande. Y luego me fui dando cuenta cuenta, nos fuimos dando cuenta, de que nada de eso tenía sentido. Podría ponerme a contar muchísimas anécdotas, chistes, momentos, teorías. Se me vienen todos a la cabeza cuando pienso en cada uno de los 12 twittmads que llevamos, y los tantos twittbarnas, twittsevs, twittlis, twittok.

Ya hemos contado mil veces cómo nació todo, cómo surgió cada encuentro, qué significa para nosotros y sin embargo nada de lo que pasa allí todos los meses ha podido ser escrito.

Esa sensación de atravesar la puerta, con una mezcla de miedo antisocial y curiosidad, y encontrarte con sonrisas, con gente que viene a saludarte, con personas a las que nunca has visto la cara pero *conoces*, con gente con la que has charlado más en semanas que con tus propios compañeros de trabajo en años. Ese no poder dejar de mirar a una persona como si fuera un avatar en movimiento, esa fascinación, ese buen rollo que hay en todas las reuniones. Esas ganas de quedarse hasta tarde, cenando o bebiendo, aunque al otro día haya que levantarse muy pronto.

Nos lo hemos pasado tan bien estos doce meses, que corrió la voz y muchas ciudades quisieron repetir, y lo hicieron. Apoyamos a todo el que nos contactó, ayudándolos a que organicen su propio encuentro.
Hemos tenido peticiones de lugares como Roma, Bangkok, Portugal, Buenos Aires. En algún momento nos planteamos hacer la lista de correos en inglés, aunque todavía no ha sido necesario.

Ha llevado todo mucho tiempo y esfuerzo. No voy a decir que ha sido fácil, ni voy a decir que ha sido todo bonito, pero si me preguntan si lo haría otra vez, diría «¿Dónde hay que firmar?». Todo lo que he aprendido, toda la gente que he conocido en este tiempo, y todo lo que me han dado, nada de eso tiene precio.

A horas de cumplir un año de twittmads, ya no quiero fiestas ni nada.

Sólo quiero decir gracias. A todos. A cada uno. Cada quien sabe por qué. Feliz cumpleaños a todos. Os veo mañana a varios, y por internet al resto.

Blogs: La conversación

Me invitan a participar como ponente en la mesa redonda “Seguir en contacto – blogs de los inmigrantes”, que se celebrará en el marco de la tercera edición de Blogs: La Conversación, el 16 de octubre en la Universidad Politécnica de Madrid.

Estaré con Boris Matijas y alguien más que todavía no me han dicho, moderados por Elvira San Millán.

Hablaremos un poco sobre cómo los blogs e internet ayudan a mantener el contacto con el país que hemos dejado, y también si estas herramientas ayudan a una mejor entendimiento del fenómeno migratorio y a una mayor integración en la sociedad de acogida.

Everything bad is good for you

Contra todo lo que puedan decirnos sobre las malas influencias de los juegos de ordenador, la televisión e internet sobre la inteligencia de las nuevas generaciones, un brillante libro de Steven Johnson nos explica por qué la cultura popular nos está haciendo más listos.

We’ve worked under the assumption that mass culture follows a steadily declining path toward lowest-common-denominator standards, presumably because the ‘masses’ want dumb, simple pleasures and big media companies want to give the masses what they want. But in fact, the exact opposite is happening: the culture is getting more intellectually demanding, not less.

El enfoque del análisis es más sistémico que simbólico, él quiere diagramar las fuerzas, no decodificarlas. Su hipótesis se basa en asumir que el paisaje de la cultura popular incluye el choque de distintas fuerzas: los apetitos neurológicos del cerebro, la economía de la industria cultural, y plataformas tecnológicas en constante cambio.

Había oído (oído en internet quiere decir «leído cosas que hablaban de») sobre Everything Bad is Good For You hacía tiempo y no terminaba de convencerme su teoría, pero lo que plantea es coherente y fundamentado, e incluso ha explicado muchas de mis observaciones en cuanto a mi experiencia como consumidora de cultura popular. Microsiervos ha publicado hace tiempo una buena reseña, por lo que sólo me limitaré a transcribir los puntos que me resultaron más interesantes sobre los tres ejes de estudio del libro: videojuegos, televisión e internet.

Juegos

  • No siempre estás divirtiéndote: muchas veces estás frustrado, confuso, desorientado. Cuando dejas de jugar puedes seguir pensando en cómo resolver esa situación que te había planteado el juego.
  • El juego te obliga a cumplir una serie de tareas que *tienes* que hacer para llegar a cierto objetivo, aunque no sea algo que *quieres* hacer.
  • El juego te va dando una serie de recompensas a medida que cumples las tareas.
  • Mucho, muchísimo más que los libros o las películas o la música, los juegos te empujan a tomar decisiones. Te fuerzan a decidir, a elegir, a priorizar. A tener en cuenta una serie de factores dada una situación dada y actuar en consecuencia, dentro de unos tiempos, evaluando los resultados.
  • Para conseguir esto, debes probar una y otra vez cómo actuar en el juego. Nadie lee manuales antes de jugar, simplemente aprendes mediante ensayo y error.
  • No podrías hacer avances en el juego si no tuvieses que aprender las reglas del entorno. Que comer una flor vale puntos, que necesitas un arma especial para el enemigo de la segunda pantalla.

En conclusión, Johnson indica que no podemos evaluar a la cultura de los videojuegos por los *contenidos*, porque eso no tiene sentido. Hay una historia en el juego, pero allí no yace su talento.

Televisión y cine

  • La tv es ciertamente más pasiva que los videojuegos, pero aún así hay grados de pasividad. Algunas narrativas te fuerzan a pensar para elaborar el sentido, mientras que otras te lo dan todo digerido.
  • Parte de esa elaboración está dada por los multiple threads (múltiples líneas o hilos narrativos) mientras que otra parte está dada por la tarea que tiene que hacer el espectador de rellenar información: algunos datos son deliberadamente ocultados. Esto configura un nivel de mayor demanda hacia la actividad intelectual, porque no sólo te piden que recuerdes, también tienes que analizar.
  • Justamente la tendencia en televisión consiste en que aquellos shows que han sido más exigentes con su audiencia son también los más lucrativos en la historia de la televisión. Lo mismo con relación al cine.

Internet

El surgimiento de internet ha desafiado nuestras mentes en tres maneras fundamentales y relacionadas: por la característica de ser participatoria, haciéndonos aprender nuevas interfaces y creando nuevos canales de interacción social.

Television and automobile society locked people up in there living rooms, away from the clash and vitality of public space, but the Net has reversed that long-term trend. After a half-century of technological isolation, we’re finally learning new ways to connect.

Twitter killed the blogs – NOT

Hace bastante que oigo o leo de vez en cuando la misma cuestión:

«Desde que tuiteo, ya no posteo tan seguido como antes»
«Comparto en greader y en otros sitios y ya no lo pongo en mi blog»
«La gente comenta en mi friendfeed o en twitter y no en mi blog»

¿Twitter devora blogs? El caso más extremo que conozco es Eduo: comparte diariamente cientos de posts en su GReader, tuitea verborrágicamente y comenta en plan compulsivo, haciendo a veces comentarios que exceden largamente en riqueza de contenidos al mismo post. Y sin embargo, desde twitter en adelante su blog ha estado casi abandonado. Hemos charlado de esto mil veces, él le echa la culpa a twitter y a todos los sitios que le permiten compartir. El que hizo Friendfeed debe haber pensado en tipos como él.

Me parece muy interesante el caso de su blog porque es justamente inverso al mío. Twitter llegó a mi vida en un momento en el que mi blog estaba muriendo de aburrimiento. Probablemente era leída, aunque no creo que mucho más que ahora, pero nadie comentaba. Yo tampoco lo hacía, los blogs empezaban a parecerme fríos y lejanos. No encontraba a las personas detrás de los blogs.

Pero llegó Twitter, y me mostró a esas personas, me dijo lo que hacían, lo que comían, lo que se preguntaban, y me dejó responderles, instantáneamente además. Había vida en la blogosfera, al fin y al cabo.

Al tuitear me di cuenta de que no me interesaban las cuentas twitter con más de un 20% de Twitterfeed (automático o manual) porque para eso tenía el lector de feeds, Twitter venía a cumplir otra función para mí. Y al mismo tiempo, los blogs encontraron su lugar, o mejor dicho, las cosas que podía decir y detallar, mis opiniones y mis elaboraciones encontraban su propio espacio en el blog. También allí las discusiones podían ampliarse sin resultar molestas al resto.

Twitter, y ahora también Friendfeed, han traído la instantaneidad de la charla que necesitaban los blogs. Los comentarios sirven, pero no muestran la reacción instantánea a un tema, y sobre todo, no son *el* lugar de la reunión.

Los blogs son nuestra casa, Twitter es la plaza del pueblo, la máquina de café, el pasillo, todo eso, pero por sobre todo es el espacio donde todos estamos al mismo tiempo cuando surge un tema. Es un tema de ritmo. Nos informamos en los blogs y en los medios pero comentamos en Twitter, y luego volvemos a nuestro blog a volcar nuestras reflexiones. Esa movilidad y esa multiplicidad de espacios para la conversación al final creo que termina siendo muy positiva para combinar datos y opiniones y decantar el aluvión informativo de estos tiempos.

Redes sociales y secuestros en México

Mediante una marcha multitudinaria, la sociedad mexicana acaba de mostrar a su gobierno su cansancio ante los secuestros y la violencia en ese país. La gota que ha rebalsado el vaso es el secuestro y asesinato del hijo de un empresario que a raíz de eso ha creado una asociación para terminar con la impunidad.

Al hacerse público que el chico secuestrado tenía perfiles públicos en Facebook y Hi5, ciertos periodistas prefirieron meterse con las redes sociales y los bloggers antes que investigar y e informar verdaderamente de las causas de un problema social que sufre, no sólo México, sino muchos países de América Latina.

En Europa resulta bastante difícil hacerse una idea del grado de violencia del que estamos hablando, así como entender la corrupción policial y política, enraizada en muchos aspectos en una sociedad. Que la policía esté corrupta, que no se pueda denunciar porque el mismo sistema burocrático beneficia a los delincuentes y no a las víctimas, que todo haya llegado a un grado en el que los ciudadanos se vean tan desprotegidos que la mejor opción parecen iniciativas individuales constituye una situación muy compleja. Allí está la necesidad de periodistas que informen, que interpreten y que separen redes sociales de responsabilidad del gobierno.

Porque como bien apuntó Andrés, es el gobierno el responsable de la seguridad de la población, pero también hay una responsabilidad en los periodistas de informar, de hablar de redes sociales, de contar cómo funcionan y de quitar el miedo a todos esos usuarios que borran sus datos en facebook. Actitud que he visto en varios blogs y que ha estado lejos del alarmismo y la desinformación de otros medios.

Foto: photographer padawan