El desierto namibio

Desierto de Namibia

En un paraje sin agendas ni alarmas, alguien te dice que sólo quedan tres días para nuestra vuelta a Europa y ya sabes que te han arruinado el día.

Ayer cruzamos la frontera con Sudáfrica y un puente sobre el río Orange. Terminaban 6 días de travesía a lo largo de la gran Namibia, recorriendo su desierto: esos miles de kilómetros de aire y arena, brillos y estrellas, y cuántas cosas más. Como cuando te ponen una venda en los ojos y empiezas a estar atento al resto de tus sentidos, el desierto está increíblemente lleno de experiencias y de vida.

La arena se extiende por kilómetros hasta donde alcanza tu vista: así durante horas y días, y sin embargo a cada minuto el paisaje es sorprendentemente diferente. Cambia algo, cambia todo, y es tu tarea el empezar a encontrar el por qué: los efectos de la luz solar en aquellas extensiones, los vegetales disfrazados de roca, las nuevas sombras. Si miras atentamente la arena, ves las huellas del escorpión, unas comillas a los lados y un surco en su rastro: la advertencia del aguijón. Además las de muchos pájaros, escarabajos y bichos más grandes, como el chacal o alguna hiena haciendo paseos nocturnos.

También empiezas a explorar tu paisaje interno, como sucede en todos los viajes. Así como las partículas de mica van quedándose en tu piel y sólo las descubre luego el sol haciéndolas brillar, hay una paz que se va depositando sobre todos tus pensamientos. Ninguna foto podrá mostrar cómo es el desierto a quien no lo conozca, porque tan significativo como lo que ves es lo que sientes a través de los días, el paisaje que el desierto hace de ti.

Destino: Windhoek

Barajas

Hemos facturado con esa sensación de tener prisa aunque no la tuviéramos. T2 o T1, todo iba a darse bien pero los nervios siempre reclamando su rol concerniente a aeropuertos. La pastilla de la malaria con sus mil advertencias de efectos adversos escritos en el papelito y ahora en la cabeza pensando si lo que siento en el cuerpo es eso o es algo de lo que los médicos nunca tendrán idea.

Fuí despidiéndome de todo el mundo hasta que me di cuenta de que ya estaba sola con mi mochila y que era hora de salir de casa. El primer partido de España en este Mundial salió a lo largo del día de todas las bocas de otras personas ocasionales: camareros, taxistas, gente que toma un café en la mesa de al lado. Me he rodeado de gente tan poco atenta al fútbol como yo, y a veces parecemos desconectados del resto del mundo, pero el taxista que no quiso coger su taxi para llevarme al aeropuerto me recordó lo del partido, o lo que llaman «el poder del fútbol». 

Twitter logra ser protagonista hasta el final y avisó lo de Mediapro cuando ya no podía leer todo lo que había salido y estábamos entre escáneres, pero ahí estaba Nacho para contarme que no era lo que parecía. Sí, Nacho es Ignacio Escolar, periodista fundador de Público, a quien en mi post anterior todavía no había podido presentar. Esperando en la puerta de embarque pusieron el partido en una pantalla. Nacho absorto escribiendo su columna en una laptop sentado en el suelo al lado de un enchufe y toda la sala de embarque mirando un plasma mudo donde España era goleada por un suizo fue como esas escenas de películas con mensaje. Pensé que la realidad a veces es tan clara como un director de cine desesperado por contar muchas historias en 90 minutos.

Escribo esto mientras sobrevolamos Munich, en mi iPhone. Nacho acaba de escribir la columna de mañana, la he leído y me ha encantado. Pienso que en realidad todavía no pasado nada pero lo cierto es que no tengo esa sensación. Hoy ha sido un día en el que hemos anunciado una noticia muy buena en Hipertextual, la hemos celebrado entre amigos y una vez más pienso en esta vida que me hacía leer escolar.net y ALT1040 cuando Internet eran sólo 15 minutos diarios en la biblioteca, en lo que me copiaba en un diskette los artículos para leerlos luego en casa y así poder leer mucho más. La culpa de todo esto la tiene Radiohead que me hace sentir así mientras escribo, y la gente de Shoe Aid for Africa que me ha elegido para esta etapa del viaje, dándome una gran alegría. No se escribe bien bajo los efectos de la dicha. En Munich nos reunimos con parte de la comitiva y esta noche volamos a Namibia.

[Nota: Estoy publicando este post recién a mi vuelta, los temores sobre la conectividad eran fundados y estuve sin conexión durante todo el recorrido de norte a sur por Namibia. Pero creo que fue incluso mejor. Ya contaré.]

Pizza&Blogs anunció la Campus Party

La Campus Party de este año quiere dar preferencia al mundo blogger y anoche organizaron un Pizza&Blogs en Ouh.. babbo! para contarnos a varios bloggers algunas características de la edición 2008.

Pizza&Blogs by Pixel

Pizza&Blogs (foto de Jonan)

El programa cuenta con talleres (optimización de CSS y seguridad en WordPress entre ellos) y mesas redondas de bloggers, además de otras actividades y concursos. Vendrán Tim Berners-Lee y Rasmus Lerdorf (el creador de PHP). Pixel&Dixel, encargados de organizar la zona blogger, dan más datos aquí.

Estuvimos allí varios de los de siempre: además de los organizadores, varios hipertextuales como Eduardo, Manu (que hizo estas fotos), Arturo y Paloma; Martín y Edgar de Mobuzz, Carolina de Clipset, Tc representado por Juan Luis Polo y Mauro, Rosa J.C. y Chiqui de ElPaís, Antonio Delgado de Caspa.tv, José Luis Perdomo de Bitacoras.com, David y Dani. Unanimidad de los asistentes para afirmar que nos lo pasamos muy bien.

En coproducción con Mobuzz, Paloma y yo hicimos una mini entrevista a Jonan y a los chicos de la Campus que sale mañana, a la misma hora y por el mismo canal [update: aquí].

Feliz 11111011000

Un año en el que puse cara a mucha gente de internet (definitivamente 2007 fue mi año de socialización 2.0) y en el que internet ha generado varios proyectos, no podía terminar de una forma no-geek. Por eso, el 30 despedí el 2008 haciendo fotos en el Photowalk Navideño y contando las 10 campanadas en código binario.


El Photowalk fue una idea de frikis.net. Durante unas cinco horas recorrimos las frías calles de Madrid en la hora azul para retratar la decoración navideña y no a Marichalar, como pensó alguna señora al ver a tanto fotógrafo junto. Como siempre que veo a Mauro, aprendo un montón de fotografía porque lo acribillo a preguntas.


Después de la obligada cena, fuimos al árbol de navidad pac-man de Azca. El título del post no quiere decir que mis niveles de geekismo alcancen a hacer cuentas regresivas en binario, sino que fue lo que hicimos en la celebración del año nuevo geek, que había sido convocada por los chicos de Clipset.net. Lo pasamos muy bien y muchos nos despedimos diciendo: ¡nos vemos en el twittmad!

Links
Pool de fotos del Photowalk Navideño en Flickr

Estuvieron allí y postearon:Pixel y Dixel
Rosa J.C.
Enrique Tapia
Fotomaf

The 11th hour

Leo Di Caprio presenta nueva película. Desde la página, en el mismo tamaño de Entrar al Sitio (Enter Site), otro enlace te pide que tomes acción (Take Action).

Al Gore ha creado un género.

Rotterdammers

Mis amigos de Rotterdam son anti-kraak. Viven en casa que les prestan, gigantescas casas cuyos dueños dejan ocupar para que no las okupen otras personas. Algo así como okupas legales. (Ja, ya llegamos al sistema del antisistema).

Uno vive en una antigua clínica de ojos. Mi mejor amigo vivió durante su carrera en un cine desocupado. La casa de la pareja donde paramos ahora es un edificio en pleno centro que albergaba hasta hace dos años un museo. Tiene cuatro plantas, no sé cuántas salas y salones. No los he contado. A nosotros, argentinos-madrileños preocupados por el tema vivienda en España esto no nos cabe en la cabeza. Ellos dicen que nuestras casas son demasiado pequeñas y se nos quedan mirando cuando les contamos los precios de los alquileres españoles.

Máxima

En los Países Bajos adoran a Máxima Zorreguieta. Me cuentan que les parece muy lista y en cierta forma, valiente.

En tiempos en que Holanda se pregunta colectivamente sobre su identidad, alguien en rueda de prensa quiso saber su opinión. Ella dijo que no se puede decir que haya una verdadera identidad holandesa en un país donde hay tanta inmigración, porque todos tienen un poco de otros.