Hasta hace poco cuando hablábamos de brecha digital se usaban métricas de penetración de internet, cantidad de dispositivos o líneas de datos de ADSL entre la población, cantidad de personas que decían haber utilizado internet en el último mes. Esto hace rato que ha quedado atrás. En el mundo muchas cosas han cambiado y no es raro encontrar números bastante altos de porcentaje de líneas móviles en países africanos, donde un móvil con una conexión es algo básico para la supervivencia.
La brecha digital también se transforma, y ahora el precipicio se abre entre las formas en las que usamos la red unos y otros. Incluso en países donde casi todos tenemos internet, un grupo de la población, el de las personas mayores, se está quedando afuera y reclaman su inclusión.
El primer estudio con análisis masivo de datos de telecomunicaciones de un país entero, europeo, desarrollado, revela que con un acceso igualitario hay dos grandes grupos de comportamiento en la red, que sobre todo, están relacionados fuertemente con la renta media y el nivel educativo de la población. Cuando leí el estudio, enseguida me puse en contacto con dos de sus investigadores, Esteban Moro e Iñaki Úcar, para hacerles muchas preguntas. "Nosotros vimos que no todos veían la misma internet", me dijo Esteban.
Los gobiernos de casi uno de cada tres países han censurado redes sociales desde 2015. La excusa es la seguridad, pero los cortes suceden en momentos de protesta social y conflictividad política. Sólo el año pasado se registraron cierres de redes sociales o apagones completos de internet en al menos 17 países, que afectaron a 250 millones de personas en todo el mundo. Esto ha resultado en la paralización de la comunicación entre millones de ciudadanos en un año de pandemia y zozobra política.
Las redes más censuradas: Facebook, WhatsApp, Twitter
Las plataformas más censuradas desde 2015 según la base de datos del estudio de Surfshark, son Facebook (48), WhatsApp (42), Twitter (38), YouTube (36), Instagram (28), seguidas de otras como Telegram (21), Skype (20) y Messenger (17). El estudio también pudo identificar censura o bloqueos específicos de otras plataformas: Tiktok, Linkedin, Zoom, Tinder, Vimeo, Signal, Snapchat, Viber, Facetime, Duo, y Soundcloud.
Cuando algo me entusiasma demasiado, me siento incómoda. En cuanto busqué algo de información sobre la web3, había algo que me parecía demasiado seductor, el retorno a «lo bueno de la web1.0», la promesa, el entusiasmo de una comunidad de gente que quiere cambiar el mundo. Cómo no identificarse con eso.
Pero había algo que no cerraba. ¿Cómo funciona la lógica que predica distribución del poder y la igualdad de oportunidades y la democracia pero pone en el centro el poseer (aunque lo que compres sea un certificado digital virtual)?
Dicen que el truco de los ilusionistas funciona sólo si no sabes hacia dónde poner tu atención cuando miras. En momentos en los que la web3 propone una internet descentralizada, pensé que deberíamos poner el foco en saber cómo están funcionando los mecanismos basados en estas tecnologías en relación a la distribución del poder.
«Como no estás experimentado en las cosas del mundo, todas las cosas que tienen algo de dificultad te parecen imposibles. Confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades»
Mi Goodreads dice que fueron 55. El número es lo de menos cuando releo la lista y recuerdo los mundos que viví en ellos, a mí siempre me gustó apuntar los libros que iba leyendo. Justo para eso, para recordarlos. Este año me convertí en fan absoluta de García Llovet, con su Gordo de Feria, después de haberme encantado tanto Sánchez, su libro anterior. Espero con ansias el cierre de esta trilogía tan bien escrita, tan lúcida, tan fresca.
El libro shock del año fue Un amor, de Sara Mesa. Me habían advertido algo, pero no pensaba que alguien podía escribir de esa manera, preparando el terreno para ablandarte de a poco, dándote golpes que aguantes, para dejarte devastada en su última página. Qué terrible poder el de escribir así.
Dos libros de oro, Hamnet, de Maggie O’Farrell; y Hierba mora, de Teresa Moure; y Ursula K. Le Guin con The Lathe of Heaven me hicieron viajar en el verano, junto con la monstrua de Rachel Cusk.
Jodi Kantor, Megan Twohey y Patrik Radden Keefe están los mejores periodistas contemporáneos pero es que además escriben bien. De PRK devoré su «No digas nada», y la misma suerte está corriendo su «Empire of Pain», que empecé los últimos días de diciembre. De She Said, diré que es de esos libros que me tengo que prohibí leer por la noche porque me olvidaba de dormir.
An ugly truth: Inside Facebook’s Battle for Domination, Sheera Frenkel & Cecilia Kang
Este jueves 13 de mayo Esade y la Fundación Friedrich Naumann presentan un informe sobre los principales dilemas que plantea la desinformación, su regulación, y las opciones que las democracias liberales deberían tomar para enfrentarse a todo ello. Me han invitado a moderar la mesa de expertos, en la que están Antonio Caño, exdirector de El País y David Jiménez, exdirector de El Mundo, ambos hoy columnistas. Más info
Para poder asistir a este evento online, hay que enviar un email con asunto “Desinformación” a madrid@freiheit.org con tu nombre completo y medio. Recibirás link para visionado. [PDF]